Personas que leen :D

lunes, 10 de octubre de 2011

Capitulo 30

Esa mañana me levanté a eso de las 4am. ¡Dios! Tenía el estomago totalmente revuelto, las nauseas se estaban haciendo cada vez más frecuentes, y ni hablar del malestar, ¡Puaj!, como estaba en el baño luego de haber devuelto toda la cena de la noche anterior decidí no perder tiempo y ducharme. Rato después ya estaba vestida con un lindo vestido rosa pastel, admito que odio con todo mi ser el color rosa, pero ese me gustaba, y era cómodo, también me puse un pantalón de licra negro, zapatillas rosas a juego con el vestido y peine mi cabello. Lilly me había regalado una boina blanca, y también me la puse, se veía bien el conjunto. Bastean seguía dormido cuando termine de arreglarme. La noche anterior no había sido fácil para ninguno de los dos, pero entendíamos que estábamos haciéndolo por nuestro bebé, instintivamente me lleve las manos a mi vientre, “pronto estarás a salvo pequeño” pensé. Ahora mi temor más grande era a donde iría. 

Saque de la cartera mi teléfono celular, marque a mi padre, según mis cálculos serian medio día o algo así, caminé hasta la antesala de mi habitación y comenzó a sonar. Luego de dos repiques contesto.

-Habla Roger- dijo formalmente.

-Hola papá- dije tragándome el nudo que se había formado en mi garganta.

-Cariño, eres tú, ¿Cómo estás? ¿Te estás divirtiendo?- Más de lo que crees, pensé con ironía.

-Sí, ah… te llamo porque en unas horas sale mi vuelo a Nueva York.

-¿En cerio? Pensé que regresarías hasta fin de mes, ¿sucede algo?- sonó preocupado.

-La verdad sí, pero preferiría decírtelo en persona y no por teléfono.

-¿Qué sucede Mía? Sabes que puedes decirle cualquier cosa a tu padre.- Wuao! Ahora me pedía confianza. Esto era más difícil de lo que imaginé.

-Como te dije prefiero contártelo en persona, pero estoy bien, ah… no sé si regresar a casa, es decir a la residencia con Lulú o… ir contigo- hubo un silencio extraño y luego hablo.

-Lulú esta aquí conmigo… eh… tengo también algo que decirte. Ven a la ciudad, enviaré a alguien al aeropuerto por ti, ¿Cuándo llegas?

-Tal vez mañana a las 7 u 8 de la noche- dije.

-Ok, te estaré esperando, te amo cariño.

-También yo- dije y tranqué. Mi temor más grande era que él se enfadara conmigo. Y tendría razón, siempre me habían considerado una chica prudente, que no corre riesgos, ¡Bravo Mía! Que mejor manera de ser rebelde que convertirte en madre a los 18, ¡genial!

Regresé a la habitación y guardé mi celular dentro de mi chaqueta. Bastean ya se había levantado, pero no lo veía por ningún lado, de seguro estaba en el baño, pensé. Como lo sospeché él salió del cuarto de baño con el cabello mojado y alborotado, encima solo llevaba la ropa interior, no pude evitar sonrojarme ¡iba a tener a su bebé y aun me sonrojaba! Que patética era realmente.

-Hey, ¿estás lista?- preguntó Bastean tomando su camisa blanca del suelo. Se la paso por la cabeza, ¡Dioooos! Ese hombre era perfecto, y era todo mío.

-A decir verdad, no, no estoy lista para dejarte- mi voz se quebró. Y era cierto, no quería dejarlo, pero su determinación al querer proteger su patrimonio y el de su familia era grandiosa, además eso me demostraba que era un hombre de palabra, aunque ya yo lo había comprobado.

Ambos nos quedamos mirando a los ojos, como en una silenciosa despedida, el corazón me ardía, podía sentir como se iba despedazando poco a poco, era un dolor terrible, pero tenía que ser fuerte, ahora alguien más dependía de mí, no podía dejarme vencer. Caminé lentamente hasta donde estaba Bastean parado, ya se había puesto su bermuda, al quedar justo delante de él me puse de puntitas, le di un pequeño beso en los labios y me abrace a su cálido cuerpo. Quería gravar en mi memoria su olor, el latido de su corazón acelerado cuando estaba cerca de él, eran pequeñas cosas que amaba y que echaría mucho de menos. Sus fuertes brazos se aferraron en mi espalda, sabía que él tampoco me quería dejar ir.

-Vamos a comer algo y luego podrás despedirte de todos- yo solo asentí, tome mi bolso de la silla, Bastean tomo mis maletas y bajamos las escaleras hasta el recibidor, donde le pidió a uno de los sirvientes que rondaban por allí que buscara el resto de mi equipaje, eran casi las 7 cuando las chicas se despertaron y ante la conmoción corrieron las dos pequeñas hasta mí, seguidas de Lilly que parecía confundida.

-¿Te vas? – preguntó ella.

-Me temo que sí, pero te escribiré todos los días, lo prometo- dije abrazándome a ella, era como la hermana que siempre desee tener, sentí como sus sollozos se hacían más fuertes, y al alejarse de mí miro a su hermano con odio en los ojos. Bastean se había duchado mientras yo desayunaba y se había puesto unos jeans oscuros, una camiseta naranja y una chaqueta de semi-cuero, se veía condenadamente sexy con ella.

-¡Todos es tu culpa!- grito Lilly arremetiendo contra su hermano- te odio, te odio, por tu culpa ella se va, eres tan poco hombre, me das asco.

-Hey, hey- dijo Bastean tratando de esquivar los manotazos que le lanzaba Lilly a diestra y siniestra.

-¡Lilly, no!- trate de detenerla, la halé por el brazo pero ella estaba tan molesta que no escuchaba- ¡Lilly basta ya! – ella me miro y sus hermosos ojos verdes tan parecido a los de su hermano estaban húmedos al igual que rojas estaban sus mejillas, la abracé con fuerza mientras ella lloraba y todos los demás presentes estaba atónitos con aquella escena. Pase una mano por su espalda tratando de reconfortarla- escúchame bien- susurre una vez se fue calmando- no culpes a tu hermano de esto ¿sí? me voy porque es lo mejor.

-¿Mejor para quién?- dije ella entrecortadamente y con hipos por llorar. Tomé su rostro entre mis manos y le seguí hablando en susurros, todos miraban perplejos.

-Para todos. Voy a estar bien. Acuérdate que esta casa se está convirtiendo en un campo minado, ¿Y no querrás que este en medio o sí?- me acerque hasta su oído y le dije- voy a mantener a tu sobrino a salvo de ese loco tío tuyo, prometo llamarte siempre que pueda e informarte de todo, así como espero que me informes a mí ¿está bien?- ella asintió y volvió a abrazarme.- creo que le debes una disculpa a tu hermano- ella volvió a asentir y fue hasta Bastean que estaba parado contra la pared lateral donde aun reposaba la maleta más grande.

-Lo siento Titán- él la atrajo hacia sí. Cuanto los iba a extrañar.

-Mía- dijo la pequeña Cecile que aun llevaba su pijama con pies color lila y un osito en su mano- ¿Tienes que irte con tu papi?

-Sí cariño- dije poniéndome de rodillas, ella se abrazo a mi cuello y una lagrima se me escapó, ¡Esto era muy difícil! Había aprendido a adorar a esas niñas, y sentía temor por ellas.- Serás una buena niña ¿verdad?- ella asintió enérgicamente. Detrás de ella estaba Monique con un pañuelo en sus manos y lo enroscaba violentamente, me miraba con rabia y tristeza al mismo tiempo- ¿No vas a despedirte de mí? – pregunté. Ella siguió mirándome pero no hizo ademan de moverse de donde estaba.

-No me gustan las despedidas- susurró.

- Tampoco me gustan, pero no es una despedida ¿ok? Es un hasta pronto- le dije con suavidad, al principio Monique dudo, pero luego fue hasta mí y me abrazo con fuerza.

-¿El Sr. Moon tiene que irse también?- Preguntó Cecile que se había tirado al suelo junto a la maleta de viaje de mi gordísimo gato blanco, ese bribón había comido hasta más no poder y las niñas lo habían consentido más que suficiente.

-Claro Ceci- dijo Bastean sosteniendo a su hermanita en brazos, esperaba fervientemente que él fuera así con nuestro bebé.- él debe estará mejor con su mamá ¿no es así Mía? Además- agrego dándole un golpecito con el dedo a la nariz de la pequeña- ¿No crees que la extrañaría mucho?- Algo dentro de mí se encogió cuando mencionó eso de ser la mamá del Sr. Moon, él parecía querer gritarles la noticia a todos, pero se contenía.

-Así es- dije. Me di la vuelta para despedirme de los sirvientes. Madeleine estaba llorando, nos habíamos hecho buenas amigas desde mi llegada. Pietro me dio un gran abrazo y me dio un libro de postres que tenía que probar, las mujeres de la cocina, la limpieza y otros quehaceres me desearon un buen viaje. También Sisee y Jules estaban ahí para despedirse.

-Señorita cuídese mucho- ella me miro y luego miro mi vientre, yo asentí y ella me abrazo con fuerza, o hasta donde su enorme barriga nos lo permitió, ¡Uff! Al pensar que yo me pondría así d grande mis jeans llorarían.- te espera una gran aventura, pero todo valdrá la pena te lo aseguro.

-Gracias Sisee, esperaré con ansias noticias tuyas. Gracias por todo, de verdad.

-No hay de qué, también quisiera saber de ti.

-Por supuesto- luego la abrace y miré al enorme gigantón de su marido- A ti también Jules tengo que agradecerte, eres muy valiente, cuida a tu esposa e hijos muchísimo, porque es lo más valioso que posees.

-Eso no me lo tiene que recordar señorita, pero gracias.- este me dio un fuerte abrazo, me sentía pequeñita entre sus brazos inmensos.

-No puedo creer que te valla y no te despidas de mí muchacha- dijo la reina desde lo alto de la escalera, lucia imperiosa y dominante desde las alturas, incluso temblé. Bajo majestuosamente las escaleras con su hermosa bata de seda color champan y pantuflas blancas como la nieve, su cabello estaba recogido en una cola baja, dejaba su normal imagen de estirada elegancia para dar paso a una mujer normal, y aun así se veía aristocrática.

Cuando pasó frente a los sirvientes estos hicieron una reverencia al unisonó, yo me quede de pie donde estaba, ella misma me había pedido que no la reverenciara ni nada por el estilo.

-Vamos al despacho- dijo sin más. Tenía el seño fruncido y me miraba con una cara que no te dejaba ver lo que estaba pasando por su mente en aquel momento. Se dio la vuelta para dirigirse al despacho, al parecer dio por hecho que la seguiría, pero no tenía tiempo que perder.

-Pero el vuelo…- no terminé de hablar cuando ella levanto la mano aun de espaldas a mí.

-No sale hasta que yo lo ordene, vamos al despacho. Bastean- vi como él cuadraba sus hombros colocándose repentinamente derecho- ¿vendrás también o seguirás haciendo el trabajo de Guio estando parado para llevar las maletas?- Bastean no dijo nada, se acerco a mí y me tomo de la mano para seguir a la reina, ¿se había levantado del lado izquierdo de la cama?

Caminamos hasta llegar a un par de puertas gigantescas de madera, la cual dos guardias vestidos con los colores típicos de los McDragon abrieron ante su reina.

La habitación era más bien masculina, con los colores marrones de la madera predominando por todo el lugar, desde el enorme escritorio de madera hasta los estantes con cientos y cientos de libros, incluso el globo terráqueo que estaba sombre el escritorio tenía su base de color bronce. Las cortinas parecían pesadas, de color verde con diseños extraños en dorado, la tapicería de las sillas y muebles era del mismo tono verde musgo. La reina Evangeline se situó detrás del escritorio, nos hizo una seña para qué tomáramos asiento, y así hicimos.

-Quisiera saber- comenzó calmadamente- que ocurre aquí.

-Regreso a casa Evangeline, eso es todo- ok, nótese que estoy usando su nombre de pila, ¡yeiih, bien por mi!

-Eso ya lo note Mía querida, lo que no entiendo es la razón de esta ida tan apresurada- No estaba segura si decirle el cuento largo o evadir el tema, mmm… mejor la evado.

-Tengo mis razones-dije sin más. Ella suspiró y miro a Bastean.

-Tú me dirás que pasa, y sabré si estas mintiendo- ¡ESO ERA JUGAR SUCIO! La reina siempre sabia cuando alguien mentía, conmigo no quiso insistir porque era dura como una roca, bueno no tanto pero… Ella era una de las más despiadadas abogadas de Europa, o eso me había dicho, y no había perdido ni un solo caso, ni siquiera de novata, eso también lo escuche, pero estaba poniendo a Bastean entre la espada y la pared. Él se quedo como una piedra, su rostro era como de granito, estaba pálido.- Muy bien- dijo parándose de su silla y colocándose detrás de nosotros, una gota de sudor se deslizo por mi nuca haciendo que me diera una escalofrió, ¡mierda! Estábamos atrapados.

Dentro de mí me sentía algo culpable al ocultarle este secreto a la madre de Bastean, que tan amable había sido conmigo, no solo al recibirme con los brazos abiertos, sino por tratarme como una igual en vez de una interesada caza fortunas como otra reina me habría considerado. Se me hacia totalmente injusto ocultarle que iba a ser abuela, cuando ya una de sus hijas lo sabía, mi padre también lo sabría en cuestión de horas, y medio Wraes Ville lo sabría. Miré a Bastean buscando apoyo, tome su mano y le sonreí.

-Es… complicado- dije.

-Perfecto- ella regreso hasta su posición inicial detrás del escritorio.- Hablen.- volví a mirar a Bastean, mi corazón latía como loco, era ahora o nunca.

-Evangeline… estoy… esperando un bebé- ella asintió, pero no pareció sorprendida.

-Sabía que eras tú- dije más para ella que para nosotros.

-¿A qué te refieres mamá?- preguntó Bastean. Ella suspiró.

-¿Creen que no sé lo que pasa en mi propio castillo?- Yo aun seguía confundida, al igual que Bastean, luego ella se aclaró- Supe que Sisee fue al pueblo, ella misma me pidió permiso para hacerlo, pensé que compraría vitaminas o algo así, pero extrañamente compro un test de embarazo, cosa que me pareció totalmente ilógica porque ella está muy embarazada.

-Sigo sin entender- dijo Bastean pasándose las manos por el rostro, el pobre estaba cansado.

-Que fue adquirió la prueba luego de hablar con Mía en el jardín.- mis ojos casi se me salen de sus cuencas por la sorpresa.

-¿Cómo sabe que hable con ella? Es más… ¿Cómo sabe lo que compro?

-Después del atentado contra la vida de mi hijo cuido cada paso que den las personas que están dentro y fuera de mi hogar, eso incluye a la esposa de uno de mis mejores guardias y por supuesto la novia de mi hijo, además soy madre, obviamente note cambios en ti que ni siquiera tú notaste.- Tenia unos cuantos puntos a su favor, pero eso de andar investigando a todo el mundo era de locos.- Pensé que confiabas lo suficiente en tu madre como para decirme esto Bastean.

-No estaba en mí contártelo madre, era ella la que debía de hacerlo si eso quería, además me enteré hace solo dos días ¿Qué esperabas que hiciera?- dijo él un poco exasperado, yo toque su rodilla para que se calmara, sus ojos están húmedos, por eso se estaba frotando la cara, pensé, porque no quería llorar frente a su madre.

-¿Hace cuanto lo sabes tú Mía?- preguntó ella ignorando la pregunta de su hijo.

-Unas dos o dos semanas y media - ella agrando mucho los ojos y soltó una maldición.

-¿Creías que no nos enteraríamos?

-No, pensé que estaba equivocada.- dije bajando la cabeza, bien, allí estaba el regaño por parte de la reina, al menos no estaba gritando, aun.

-Con estas cosas no hay equivocaciones Mía, ambos son totalmente responsables de sus actos, ya no son unos niños que no saben lo que están haciendo y sus posibles consecuencias. Estamos en un momento sumamente crítico y me salen con que van a tener un bebé. No sé qué decir al respecto.- ella se paso una mano por el cabello frustrada.

-No hay nada que decir- dije.- Me voy a casa, eso es todo.- La reina me miro con los ojos como platos.- Es mejor así Evangeline.

-No, no, no y no, es mejor que te quedes con nosotros donde podamos vigilarte y protegerte no…

-Evangeline- la detuve, ahora era mi suegra y no la reina- regresaré con mi padre a Wraes Ville, la persona que está intentando hacer daño no sabe de mi condición, solo usted, Lilly, Sisee, Bastean y yo lo sabemos.

-¿Lilly lo sabe?- pregunto la reina sorprendida.

-Sí, ella me descubrió, incluso supo que estaba embarazada antes de que yo lo supiera. En cualquier caso, piénselo de esta manera, saliendo yo del terreno no podrá hacerme daño, o a mi bebé, tengo miedo, y no estaré aquí a la espera de que algo malo suceda. En todo caso sería un blanco fácil.

-Mía tiene razón madre, no expondremos a nuestro hijo a este problema, él es el más inocente de todo, no tiene la culpa de los errores que hayamos cometido y mucho menos de llegar en un momento tan impropio.- Bastean tenía toda la razón. Si hubiese quedado embarazada en otro momento, quizás cuando hubiésemos concluido con el asunto del dichoso documento en estos momentos estaríamos felices y sin preocupaciones, en cambio estábamos alterados y nerviosos.

- Me alegro que estén bien parados sobre la tierra muchachos porque lo que les viene es complicado y requiere paciencia y sobre todo cooperación por parte de cada uno de ustedes- suspiro y se levanto- Veo que saben lo que están haciendo así que no me queda más que desearte un buen viaje y… pedirte que te cuides muchos de ahora en adelante. –ella me abrazo. Por alguna razón sentí cierta nostalgia, tal vez así se sentía abrazar a una madre, alguien que te infunda valor cuando crees que has llegado a tu limite. Me sentía más tranquila al saber que tendríamos el apoyo de la reina Evangeline y que respetaba nuestras decisiones, al fin y al cabo era nuestro deber resolverlo solos, porque ahora seriamos los adultos ¿no?

-La echaré mucho de menos- le susurre.

-También yo cariño, pero estoy a solo una llamada de distancia- ella sonrió y miro a su hijo- Me hubiese gustado que tardaras más en crecer, pero veo que es imposible, mi niño ahora es un hombre, incluso me hará abuela, ¿Yo, abuela? Quien lo diría.

-Serás una abuela muy sexy – dijo Bastean abrazando también a su madre.

-Eres incorregible Bastean- ella se rio y nos instó para regresar al recibidor.

Ya todo el personal se había retirado a sus quehaceres matutinos. Las chicas aun estaban allí con sus piyamas y lagrimas en los ojos. En Vera definitivamente había encontrado una familia, “El hogar está donde dejes tu amor plantado en el corazón de otros” Esa frase vino a mi cabeza al verlos a todos desde lo alto.

Siempre pensé que mi familia estaba rota, que estaba sola, sola contra el mundo. Y ahora me daba cuenta que estaba totalmente equivocada. Que una familia no necesariamente debía compartir tu sangre, a veces tu propia sangre podía volverse en tu contra, tal ejemplo de William McDragon.

La familia es aquella que sin importar como ni cuando, te amara por quien eres, y por lo que das. Hasta ahora no había notado la grandiosa familia que me había tocado. Incluso mejor, tenia familia en E.U y ahora en Vera. Ahora era turno de volver con mi otra familia. Con que estaba dispuesta a arreglar sus partes, y volver a formar un todo.

Bastean me dejó en el aeropuerto, mejor dicho, no se fue hasta que mi vuelo partió. Cuando echaría de menos a mi príncipe. Quien en tan poco tiempo me había robado el corazón, y me había enseñado como amar otra vez.

Él había reparado lo que estaba roto dentro de mí, mi alma, mi sentimientos, mi vida entera, todo, para dejar en su lugar todo el amor que se puede dar a una persona, y eso estaba más que demostrado. Puse mis manos en mi vientre mientras miraba por la ventanilla del avión. Mi bebé era la prueba más grande de todo ese amor.

3 comentarios:

  1. LLOROOOOOO CON ESE DIVINO FINAL DEL CAPITULO ES HERMOSOOOO TE FELICITO MANDY ESCRIBES PRECIOSO POR FAVOR SI PUEDES PASARTE POR MI BLOG

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  2. Awww! el capitulo me emociono!!
    de verdad me encanto el cap!! estuvo increible!!! Estuvo muy hermoso Y romantico!!
    Sube pronto si? ya quiero leer mas!!
    Cuidate!! :D

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  3. Siguela!!!
    Uh, ¿Que le quiere decir el papa!!?
    Siguela prronto!

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