Personas que leen :D

domingo, 14 de agosto de 2011

Capitulo 20

El sol daba justo en mi rostro. Giré para quitarme la molestia pero me sentía atrapada, ante ese extraño aprisionamiento trate de abrir los ojos, la luz me segó por un momento dejándome desorientada. Escuche a mi lado un leve sonido, me voltee hacia mi derecha y vi a Bastean concentrado en su celular. Estaba sentado con la cabeza recostada al asiento. Luego recordé que me había quedado dormida durante el transcurso del vuelo.

Hacia aproximadamente 21 horas desde que habíamos salido de casa. Con mucha dificultad debo decir.

Cloe también partiría a Toronto esa mañana, y entre un mar de llanto la vi partir en compañía de su madre. Todos los chicos estaban muy melancólicos, sobre todo Valery, que lloro como una magdalena y ni mencionar a Tyler. Matt por su parte se hizo el fuerte, pero como él mismo dijo “Debemos tomar nuestros propios caminos tarde o temprano”. Luego de unas amenazas a Bastean, recordatorios de escribir y de llamar por lo menos para decir “hola”. Despedirme de Phill fue la parte más dura de la mañana. El rostro del niño estuvo colorado del llanto, lo abrace, bese su frente y le prometí que le escribiría diario, le rogué que fuese un buen niño, y este sorbiéndose la nariz dijo que lo intentaría. Luego de eso vinieron más lágrimas.

Mi libertad estaba tan solo a un paso, y aun no me había despedido de mi padre. Quizás el dolor que oprimía mi corazón era muy fuerte, pero el amor hacia mi padre superaba cualquier cosa, y sabía que su amor hacia mí era igual. A pesar del sufrimiento que pasamos, tenía la esperanza de que los problemas se solucionarían, y pudiéramos al fin formar una familia, aunque eso significara soportar a Coco y a Peter, bien valdría la pena.

Cuando casi subía a la limosina que nos llevaría al aeropuerto vi el Nissan gris de mi padre estacionar detrás del otro vehículo. Hasta ese momento no me había percatado de que él no se encontraba en la pequeña multitud reunida frente a la casa, tal vez porque nuevamente no me esperaba que estuviese ahí. Bajo del auto, corrió hacia mí, me tomo en sus brazos y me dio un abrazo, como imaginaran volví a llorar. Él me susurraba que cada día me escribiría para saber de mi nueva aventura- ¿No había escuchado eso ya?- pero por alguna razón muy en el fondo le creía. Realmente lo hacía. Me dijo además que yo era su más grande tesoro, que era su amuleto de la suerte, y que las cosas se arreglarían para estar juntos como siempre debió haber sido.

-Recuerda que eres lo más importante de mi vida, y pase lo que pase estaré a tu lado siempre- había dicho él mientras limpiaba otra lagrima que se me había escapado. También me advirtió sobre Bastean, bueno no sobre él precisamente, sino de los chico en general. “El amor puede ser maravilloso, pero también tiene la habilidad de destruirte en mil pedazos” él lo sabía por experiencia.

Y ahora yo estaba caminando hacia mi destrucción, o a mi “felices para siempre”.

-Hola preciosa- sonrió Bastean al tiempo que se inclinaba hacia mí y me daba un tierno beso n la comisura de los labios.

-Hola- dije quedito.

-Llegaremos en unas horas. Estaba enviándole un mensaje a Lilly- dijo señalando su celular- al parecer todos están ansiosos, con la excepción de… el servicio, el jardinero, la mayoría de los mozos de cuadra, ah…

-Suena como si tuviesen miedo de que regreses- él se río muy fuerte.

-La verdad siempre fui un chico algo travieso.

-Bastean… ahora que lo dices…- dude un segundo- nunca hemos hablado sobre tu niñez, tu vida en Vera, siempre es sobre mí- Bastean se tensó un momento. En realidad era cierto. Él conocía todo sobre mí, tanto o más que Cloe, y era decir mucho.

-¿Qué cosas quieres saber?- pregunto apartando la mirada. Aun quedaban muchas horas de viaje, tenía tiempo de sobra, de ser posible toda una vida.

-Mmm… cuéntame sobre Vea, como es, que idiomas hablan, su cultura, su historia, eso para empezar- reí bajito.

-Está bien…Vera es un país que está formado por diversas culturas, no tenemos en especifico una porque hay muchas personas inmigrantes de Paris, Italia, España, Inglaterra, Alemania y otros. La mayoría hablan inglés, pero tienen sus respectivos acentos. Los nacidos en Vera tienen el acento de su familia, y muchos hablan varios de los idiomas. Hay varios pueblos que parecen como de la época colonial, pero son casas bien elaboradas, bien provistas obviamente, tienen todas las comodidades necesarias, y todos son iguales a los ojos de su rey, desde el humilde panadero, hasta el joyero.- Bastean hablaba con un respeto y una admiración que me hacía sentir su orgullo por su tierra. Algún día sería un gran rey. Y ahí estaba nuevamente ese miedo. Miedo a que nuestras clases sociales son separaran, miedo al rechazo, eso me mataría, pero yo misma me plantee ese riesgo y no iba a echarme para atrás, ya no.- Los campos son bastos y hermosos- continuo él, sacándome de mis pensamientos- sobre todo en primavera. Los ríos son fantásticos, incluso tenemos uno en los límites de la propiedad McDragon. De su historia puedo decirte que en el siglo XVIII, un marqués inglés caso a su única hija con un duque escoses. El padre del duque tenía una propiedad muy grande y poderosa que ahora es el castillo McDragon. Lo curioso de la historia es que ellos no se conocieron hasta el día de su boda.

Ella tenía 16 años, y el duque 20. A la muchacha le desagradaba la idea de casarse con un escoses, pero su padre estaba en pésimas condiciones financieras- contaba Bastean con mucha emoción- y el padre del duque le ofreció una propiedad de increíble valor, a cambio de la mano de su única hija para su primogénito. Al parecer esa propiedad no estaba en ningún ligar. Nunca lo entendí realmente.

Cuando el duque vio a la muchacha por primeva vez fue a amor a primera vista. Y al parecer a ella le pasó igual. Tuvieron 3 hijos, que construyeron sus casas en diferentes sectores de dicha propiedad. Y al morir el padre de la muchacha esa propiedad paso a ser parte de la familia McDragon, del Escoses. En fin. Ellos fundaron su propio pueblo, que más tarde cobró fama de tener un duque que era justo con todos, y cuyos hijos trabajaban de la mano con sus vasallos. Ese pueblo se convirtió en un reino pequeño y después en un hermoso país. A ese duque pronto lo nombraron su rey. Esa por una parte es la historia de Vera.

-Es fascinante- la verdad sí que lo era. Pero me quedaba una dudita- ¿Por qué Vera? ¿Por qué ese nombre? Es decir… puedo ponerle su nombre o McDragonlandia o cosas así pero… le puso Vera.

-Pensé que no te darías cuenta, eres tú la fascinante- dijo Bastean. Miro por un momento el techo del avión y luego de vuelta a mí- Al principio se llamo Kennysshire, la propiedad tenía ese nombre por el rio que antes te mencioné. Pero un día cuando la esposa del duque estaba dando a luz a su cuarto hijo se complico todo, la criatura murió al nacer. Te mencione que tuvieron tres hijos, pues todos fueron hombres, y la ultima era una niña. El duque casi enloquece al igual que su esposa, entonces decidieron ponerle Vera a la bebé que significa “Un nuevo comienzo”. Y el duque proclamado rey un año después decidió ponerle Vera a su reino en honor a hija.

Por un instante se me detuvo el corazón. Era realmente hermosa la historia de ese lugar, y más aun la pasión con la que Bastean tan orgullosamente la contaba. Tomé su mano y le besé los nudillos, el me miro y sonrió.

-Es realmente maravillosa esa historia. Nunca imaginé que fuera así, tal vez una guerra por las tierras o algo así, pero jamás una historia de amor.- estaba totalmente extasiada.



Un rato más tarde trajeron algo de comer, y no, no fue maní, sino un postre típico de Vera que consistía en un pudin hecho de yogurt ¿pueden creerlo, yogurt hecho pudin? En fin, tenía una mermelada de frutos rojos al lado además de trozos de galleta, era fantástico. Bastean me contó también que el yogurt se daba mucho en Vera, al igual que muchas otras cosas que ya ni recuerdo pues estaba en transe por el postre y viéndolo comérselo a él… como les dije quede un poco… lela.

-Bastean- él estaba de nuevo en su celular, eso ya me estaba molestando un poco, pero lo deje pasar, otra vez.

-¿Sí?- dijo dejando el celular a un lado.

-¿Puedes contarme ahora sobre tu familia? Nos quedan…-miré mi reloj 11am- una hora más de vuelo.- Eso había dicho él más temprano.

-Está bien- bufó él. De nuevo me hizo molestar ¿acaso estaba saliendo a relucir el príncipe malcriado que pensé que era en un principio? No… no podía ser… ¿o sí?- Te hablé sobre Lilly, tiene 14, también están Monique de 8 y Cecile de 4, son mis hermanas menores.- dijo casi con fastidio.

-Bastean si no quieres hablarme de ellos está bien…-le interrumpí y voltee a mirar por la ventanilla. Él tenía razón. Se veía un amplio campo verde, montañas y un hermoso lago que se desembocaba en varios canales. El paisaje me distrajo un segundo de mi enfado.

-No, no es eso cielo- dijo él llamando mi atención- es que…no es tema que me agrade mucho. Mis padres son algo duros conmigo. Siempre me decían que debe o no hacer un príncipe así que terminé haciendo lo que me venía en gana siendo cruel con todos, con la excepción de mi nana, te encantará- sus ojos mostraban tristeza, eso me hizo pensar en lo realmente solo que debía de sentirse Bastean- además- continuo- ellos tenían ocupaciones, mi madre maneja las empresas de textiles y ganado, siempre ocupada, mi padre maneja el reino, mas ocupado aun. Está mi tío pero él no cree que esté listo para ser rey, dice que el siguiente en línea debería ser él pero según nuestras leyes pasa a mano del primer hijo nacido del rey, y el siguiente soy yo, y luego mi primer hijo o hija será el próximo en heredar, a menos que me ocurra algo pasaría a manos de Lilliam. No es una agradable historia cariño.- con eso confirmo mis sospechas.

Yo lo mire con dulzura, que más me tocaba sino era apoyarlo.

-Ahora me tienes a mí, te lo prometo- coloque una mano en su mejilla y lo atraje hacia mí. Le di un beso, un dulce beso. El sonrió y continuamos el resto del vuelo hablando sobre todo y nada. Reímos y pedimos más de ese delicioso postre. Cuando nos dimos cuenta ya era hora de bajar del avión.



La limosina iba en el avión, al igual que el Nissan deportivo GT-R de Bastean y rogué llevar mi hermoso auto, pero según Bastean no era necesario.

Salimos del aeropuerto rumbo al castillo. En el camino había un pueblo llamado Devonshire que debíamos cruzar para llegar a nuestro destino. Las casas eran como las de las aldeas de mis cuentos, pequeñas, otras grandes, algunos edificios, y sobre todo caballerizas. La gente paseaba por las calles, compraba en los puestos ambulantes. Alguno llevaban abrigos, otros tenia puestos unas extrañas mantas tejidas que tenía un huyo para la cabeza, Bastean dijo que se llamaban bufandas pero hasta donde yo sabía tenían otra forma, pero bueno, todos los días se aprenden cosas nuevas.

La propiedad McDragon era además de hermosa, enorme, y cuando digo enorme, es en serio enorme. El castillo era más de lo que había imaginado. Había cuatro torres muy altas, además de la estructura en sí, tal vez tres pisos. Cada torre ondeaba banderas de color rojo y dorado con lo que supuse seria el escudo de la familia, una estada con la punta hacia arriba y un dragón rodeándolo con sus alas abiertas, en la empuñadura estaba un caballo en cada lado parado sobre dos patas. Había algo en el filo de la espada. Me había fijado no solo en las banderitas de la limo, sino también en el avión, los barrotes de la entrada a la propiedad, se dividía justo a la mitad para dar paso al pequeño bosque de la entrada.

-Bastean- él estaba absorto viendo el castillo que se mostraba imperioso justo delante de nosotros.

-¿Sí?

-Estas feliz de regresar ¿no es cierto?- Bastean me sonrió. La tristeza que había en sus ojos esa mañana se había disipado al saberse al fin en casa.

-De hecho sí, al principio no quería irme, pero gracias al cielo que lo hice.- tomo mi barbilla entre sus dedos y me dio un beso. Yo no hice sino reírme y sonrojarme eso sí.

La entrada principal estaba llena de gente, todos llevaban uniforme rojos y dorados, muy bonitos debo agregar. Millones de mariposas empezaron a revolotearme en el estomago, mordí mi labio pues estaba nerviosa, y sin pensarlo le apreté fuerte la mano a Bastean. Él volteo a mirarme y sin aviso me haló y me abrazo.

-No tienes nada que temer- susurro en mi oído.- Me tienes a mí, te lo prometo.

4 comentarios:

  1. Amo....no re contra super ADORO a Bastean lo amo es divino en verdad amo su historia un beso

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  2. HAY DIOS NO ME HAGAN ESTO ME ESTOY VOLVIENDO CADA VEZ MAS IMPACIENTE NO LES SUPLICO LES IMPLORO PUBLIQUEN QUIERO SABER QUE OS PASA EN VERA

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