Bastean no preguntó nada de camino a casa, y gracias al cielo por eso. No me sentía de ánimos para hablar, tan solo quería irme lo más lejos posible.
Como sospeché mi padre estaría en la casa. Por más que quisiera, y claro que quería correrlo de la casa, era suya, no tenía otra opción.
Subí a mi habitación, y lo escuche llamarme, pero lo ignoré. Bastean me insistía lo que lo escuchase, pero ya había oído suficiente.
Quería dormir, ese había sido el día más largo de toda mi vida.
Al entrar a mi habitación me saque las sandalias de un solo tirón y las puse en su caja, pase mi mano por la espalda buscando el cierre del vestido inconsciente de que Bastean seguía allí, solo su carraspeo me dejó saberlo.
-Lo siento- susurré. Él se acerco desde atrás y me abrazó. Las lágrimas quemaron mis mejillas como si fueran velas derretidas. Sus fuertes brazos no me permitieron caer, pues mis rodillas cedieron literalmente. En un arranque de furia lo besé con prisa y rabia, no contra él sino contra mí misma. Él respondió con la misma urgencia, pero yo quería más, lo necesitaba.
Mi mente y mi corazón por una vez estuvieron de acuerdo con algo, lo deseaban a él. Tal vez no era la mejor manera de unirme a Bastean, no por esos motivos, pero la ira me dominaba y ese beso solo hacia aumentar el fuego que quemaba mis entrañas.
Sabía que lo quería… deje de besarlo y lo miré, sus ojos verdes eran dos posos oscurecidos por la pasión desmedida, sus labios estaban rojos de mis besos y sus mejillas sonrojadas. Puse mi cara más picara y lo besé de nuevo, solo que ahora más despacio, tentándolo, seduciéndolo. Mis manos fueron directo a su cuello, rozando la piel que estaba ardiendo, como si de fiebre se tratase, fui descendiendo y comencé a aflojar su corbata color azul oscuro. Sus manos se aferraban a mis caderas, habían estado ahí desde el principio, pero ahora yo le estaba afectando, y su agarre era más fuerte, estaba resistiendo, pero me encargaría de eso.
Los botones de la camisa blanca y almidonada cedieron fácilmente bajo mis dedos, ¡¡rayos!! , pensé, quizás crea que tengo experiencia con estas cosas, pero no era así, conocía la teoría, pero la práctica hace al maestro. Con calma le quité la camisa, su chaqueta ya había desaparecido. Pasé las palmas de las manos por su pecho bien formado, sin interrumpir el beso, como si mi vida dependiera de ello. Su respiración se estaba tornando entre cortada y forzosa. Lo insté a seguirme hasta que lo obligue a sentarse en la cama. Sus labios besaron mis mejillas aun húmedas, mis ojos, de nuevo mis mejillas y comenzó a jugar con el lóbulo de mi oreja, tentando el pendiente que llevaba.
-Debemos parar…- susurró.
-No… quiero- dije con voz ronca que supuse era la mía. Bastean se alejó y beso mi mejilla, y luego me miró.
-No podemos hacerlo, por lo menos no ahora- dijo con calma.
-¿No me amas? ¿No me deseas?... yo pensé- dije mientras nuevas lagrimas salían de mis ojos, ¿acaso me estaba equivocando con respecto a Bastean? Todas las viejas que conocía me habían advertido de la condenada “prueba de amor” que pedían los hombres, ¿Y él no quería estar conmigo, aun cuando dormíamos juntos? Sonaba estúpido diciéndolo así pero… yo lo estaba manipulando y sabía que estaba mal, pero… ¿No me deseaba ni siquiera un poco?
-Mía- Bastean me sacó de mis pensamientos- no te equivoques, te amo más que a nada en este mundo, y no tienes idea cuanto te deseo, ¿es que no te das cuenta? –Instintivamente mire el bulto en sus pantalones, ¡Mierda! Tenía razón, mis mejillas ardieron, desvié la mirada pero él me tomó por la barbilla y me hizo verlo a los ojos.- Cuando seas mía por completo, seré el hombre más feliz del mundo, pero no debes hacerlo mientras éstas enojada. No hay vuelta atrás con esas cosas cielo, quedas marcado para siempre, tu piel- dijo mientras rosaba con los dedos mi cuello hasta tocar el dije de mi collar, a unos escasos centímetros de mi escote, trague con dificultad- tu olor, todo se queda grabado en la persona con la que comparte ese momento, no es para tomárselo a la ligera.
-¡Wuao!- dije con sarcasmo- hablas como si tuvieses experiencia- los celos me picaron por un momento, hasta que Bastean comenzó a reírse.- ¿Qué es tan gracioso?
-No hablaré de eso ahora- se levantó y besó mi frente- voy a darme una buena ducha. ¿Debo quedarme en mi habitación o corro el riesgo de regresar y ser seducido nuevamente por la más sexy de las diablesas?- yo me sonroje hasta que me dolieron las mejillas, ¡me consideraba sexy! Muy bien, es un punto a mi favor, eso quería decir dos cosas. La primera, que Bastean no era para nada inmune a mis encantos recién descubiertos, y la segunda, que ese viaje a Vera seria de lo más interesante.- ¿Entonces, que dices?
-Mmm- había olvidado su pregunta- prometo portarme bien.- le sonreí picara, mientras él fruncía el ceño- no quiero dormir sola- dije derrotada.
-Regreso en un rato, necesito esa ducha y… ¿aun quieres que partamos mañana?
-Sí, a primera hora si es posible.- él lo pensó un momento.
-Hare lo que pueda.- me sonrió y salió de la habitación.
Estaba debajo de la ducha, dejando que el agua enfriara mi sangre, que sentía bullir en mi interior, como si mi sangre fuese de lava ardiendo. Así me sentía.
No podía creer lo que había ocurrido en la habitación de Mía, o mejor dicho, lo que no ocurrió. Cualquier hombre en la misma situación hubiese aprovechado, ella estaba dispuesta, y… ¡Por Dios! ¿Qué sujeto en su sano juicio la rechazaría?, al parecer yo no tenía juicio.
Pero pensándolo bien había hecho lo correcto. No es prudente ceder ante las emociones femeninas, ¿Por qué lo digo? Tener tres hermanas, una de ellas adolecente, otra una niña y otra poco más que una bebé no era sencillo.
Ahora bien, debía concentrarme. Salí del baño y encontré a Bernard sacando ropa de mi closet.
-Bernard- lo llamé. Éste volteo.
-Dígame señor.
-¿Crees que podamos irnos a Vera mañana por la mañana?- él hombre puso cara de confusión, frunciendo el ceño y la boca.
-Tendría que llamar al Sr. Smith para informarle la situación. ¿Puedo saber porque la prisa?- Me molestaba que ese Jeremy Smith estuviera en cada paso que daba por la ciudad. En cualquier caso me desharía de él.
-Mía quiere irse mañana. Su padre está en la casa y ella quiere huir. Realmente no comprendo Bernard, pensé que estaría feliz de verlo pero no es así.
-La Srta. Mía está dolida con su padre, no puede esperar menos. Haré algunas llamadas para cuadrar todo, con su permiso.- hizo una reverencia y salió de la habitación.
Mía había sufrido la ausencia de un padre por dos años, claro que estaba molesta. Yo quería hablar con el Sr. Taylor, reclamarle, gritarle, pero eso no serviría de nada. Me vestí, un pantalón largo con la bata azul. Antes de llegar a la puerta mi celular sonó, caminé hasta la mesa de noche y lo leí.
“Tengo un problema, ¿¿puedes bajar??:S “
Con preocupación bajé a toda prisa, y sin tocar entre a la habitación de Mía.
-¿Qué sucede? No me digas que quieres suspender el viaje…
-Hey!!- me detuvo ella. Se echó a reír y me rodeo el cuello con sus brazos- nada de eso.- puse mis manos en su cintura, la alce en el aire y la recosté con cuidado sobre la cama. Su pijama no dejaba nada a la imaginación, un camisón rosa pálido casi transparente le llegaba hasta sus muslos, y pantalón muy corto debajo, rogaba al cielo fuera eso y no la ropa interior. También llevaba puesto un brasier, con encajes y… Me golpee mentalmente, ¡Santo cielo! Ella me seducía nuevamente y yo caída con un chiquillo inexperto. Obligue a mis ojos a mirar hacia otra dirección, aunque realmente, realmente, quería mirar su pequeña figura bien dotada y… ¡¡Bastean concéntrate!!
-¿Qu…Que sucede…de... enton…ces?- ¿estaba tartamudeando? Los príncipes no tartamudean, mierda!! Yo estaba haciéndolo. Me estaba volviendo loco, y todo gracias a ella.
-Es que…- se recostó más en las almohadas y evito mirarme…¿Por qué no me miraba?- es…mmm… el Sr. Moon.
-¿La bola de pelos hostil? ¿Qué con él?
-No tengo con quien dejarlo, lo he pensado mucho pero…
-Déjalo con Lulú, ella podría cuidarlo…- Ella agrando los ojos como platos.
-¡No! Ella tiene cosas que hacer y… también pensé en Valery así que deja de sopesar esa opción. Se irá a Portugal y el Sr. Moon no hablar portugués. – yo me reí ante eso, el maldito gato no hablaba, solo dormía, comía y seguía durmiendo.- también podría tener problemas con su madre y sabes lo consentido que es.
-¿Qué podemos hacer entonces?
-Me estaba preguntando si…- empezó a poner cara de perrito. No me gustaba para nada.
-Oh no… ni lo sueñes… no no no no…esa bola de pulgas no irá con nosotros a Vera, no.- dije rotundamente.
-¿Por qué Bastean?- ella frunció el ceño y cruzo los brazos.
-Quiero tanto a ese gato como una patada en la espinilla. Y siento que es reciproco, así que la respuesta sigue siendo no- Mía soltó un bufido y se lanzó contra la almohadas.
-Está bien… creo que no haré ese viaje después de todo- ahora ella jugaba sucio, yo sabía que me estaba manipulando, pero ese juego podían jugarlo dos. Yo me lancé sobre ella y me quede mirando esos ojos leonados, y sus mejillas tornarse rojas de un solo golpe.
-¿Qué gano yo? Es decir… ese monstruo peludo se ira de viaje, tendrá comodidades, ¿y yo qué?
-Mmmm- ella acaricio mi mejillas y me rodeo el cuello con los brazos. Esa pequeña arpía me estaba manipulando, pero pensé, que me manipule todo lo que quiera, yo era pura gelatina en sus manos, y si tenía que aguantar a esa bestia, bien valdría la pena. Sus ojos se encontraron con los míos, y me perdí por completo. Ella me besó, con pasión, pero justo antes que lograra perder el control me retiré.
-Tú ganas- dije mientras me sentaba en mis pernas. Estaba desorientado, bien, ese efecto quedaba luego de ser besado por ella. Me arrepentiría de llevar a ese animal bastardo con nosotros pero… Mía se lanzo de nuevo a besarme y a dar saltitos.
-Gracias Bastean, eres el mejor- Bien, que les dije, no podía decirle que no. Como si lo hubiese invocado la manzana de la discordia apareció.- Escuchaste eso Sr. Moon vamos a Vera con Bastean- ella bajo de la cama y lo tomó en brazos, el muy sin vergüenza ronroneaba mientras ella le acariciaba su cabeza peluda. ¡Maldito sarnoso! Me vengaría. El gato me miró y emitió un gruñido, tal vez fue mi imaginación pero ese animal me miraba con odio. ¡El muy infeliz!
A mala hora sonó mi celular con un mensaje de Bernard.
“Su vuelo sale a las 8am. Todo está listo para el viaje”
Yo respondí a toda prisa.
“Ber… tenemos un problema, la bola de pelos irá con nosotros, pero con el equipaje”
-¿Pasa algo?- pregunto Mía mirándome concentrado en el celular.
-Noup!, el avión sale a las 8am, si te parece bien, llegaremos a Vera el lunes a Vera como a eso de las 2pm.- ella solo asintió pensativa.- ¿Por qué esa cara?- sus ojos brillaron con tristeza, acariciaba distraídamente al animal mientras caminaba hacia el exterior. Yo la seguí en silencio- ¿Mía?
-El lunes…- susurro- es mi cumpleaños.
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