Personas que leen :D

domingo, 7 de agosto de 2011

Capitulo 12

Esa mañana era cálida y soleada cuando desperté, pero se torno gris y tormentosa con la llegada de tres huracanes. Cloe, Kate y Valery.

A eso de las 8am ya las tenía brincando sobre mi cama y metiéndome de cabeza al baño. Luego con los faciales exfoliantes, aceites y toda clase de cremas. Después los peinados, por las manos expertas de Lulú, cuyo sueño frustrado era ser estilista. A decir verdad tenía mucho talento. El maquillaje lo proporcionó Cloe. Toda clase de sobras y labiales estaban desperdigados por la cama. Nos arreglamos las uñas de las manos y pies.

La pasamos de lo mejor, cuando estas con tus mejores amigas, una joven adulta y un gato comelón, ¿Quién no se divierte? Además de hecho que todo el tiempo estuve esperando que llegara este día.

Al sentir la tela del vestido contra mi piel todo era más real. Aquella noche seria mi noche.

Sentía cierta reticencia a mirarme en el espejo, lo evite en varias ocasiones, por lo que no había visto como era mi maquillaje, solo hasta que me coloque el vestido.

Era otra persona la que me devolvía la mirada. La chica de la tez crema, enormes y ahumados ojos oscuros era realmente hermosa. El color violeta degradado de las sombra y el rosa pálido de sus mejillas hacían un contrastes extraordinario. Su cabello era de un rico color bronce. ¿Era yo? Pues hasta donde sabía sí. Había teñido mi cabello, pero nunca imagine que se viera tan bien. Estaba recogido y algunos bucles caían por mi cuello, donde reposaba una cadena de oro con la letra M.

Mi único pensamiento era Wuao!!

El vestido era sin duda lo que más resaltaba en mí, bueno en realidad TODO resaltaba en mí. El vestido era morado, con el escote en forma de corazón y sin tirantes. Tenía un armado elegante y detalles en lila oscuro, pequeñas flores a un costado y capas de tela que daban la sensación de que la tela estaba sobre expuesta.

Cuando por fin era hora de partir tenía los nervios a flor de piel. Tanto que cuando estaba a punto de bajar había olvidado mi bolso a juego y las llaves sobre la cama. Salí al pasillo pero ya las chicas habían bajado por lo que camine hasta las escaleras, sola.

Un gemido ahogado fue todo lo que escuche cuando empecé a bajar. Primero pensé: ¿tan mal me veo? Pero posé los ojos sobre Bastean que estaba totalmente sorprendido, sus ojos verdes brillaban con cierta intensidad y su sonrisa era cada vez más amplia a medida que iba acortando las distancias, por lo que pensé que no era un gemido de repugnancia sino de sorpresa.

-¿Mía?- Ty llamo mi atención interrumpiendo el contacto visual que estaba teniendo con Bastean.

-¿Si?- se tapo la boca el muy canalla.

-Oh por Dios, eres tú.

-¿Quién si no?-pregunte divertida.

-Pensé… es que… estas hermosa cariño- él me abrazo. Hasta los ojos de Ty brillaban de sorpresa. En todos los años que llevaba conociéndolo nunca me vio de esa manera, creo que se sentía orgulloso de mí. Lástima que la persona que debía sentir tales cosas nunca estaba presente. Y ahí me encontraba de nuevo pensando en mi padre, en mi padre invisible. Pero esta noche nada arruinaría mi momento.

-Gracias- su abrazo era fuerte, además de que él era alto, bueno, muchos eran altos para mí.

-Eh… Mía- voltee y miré a Bastean que reclamaba mi atención- esto es para ti. No lo escogí yo pero… -intercambio una mirada cómplice con Ty. Luego me tendió una caja de color blanca.-Ábrelo- tomé la caja y le quite la tapa. En su interior estaba la más hermosa de las pulseras florales que jamás había visto. Ty tenía un gusto increíble con… ciertas cosas.

-Es hermoso-le sonreí a Ty y sin previo aviso me lancé sobre Bastean quien me hizo prisionera de inmediato entre sus brazos. Simplemente emanaba fuerza, poder y sobre todo cariño. Su aroma me dejó aturdida durando un momento, pero cuando levanto mi rostro y lo acerco al suyo, reclamando mis labios ahí delante de todo el mundo me congelé.

Estaba claro que no le importaba si a los demás les gustaba o no, y por los suspiros de mis amigas no les molestaba en absoluto.

-Estas hermosa-susurró- pero eso no es novedad, siempre lo estas… Pero ahora estas deslumbrante. – mi corazón se derritió de felicidad. Sus palabras al igual que sus gestos eran lo que me tenían como idiota en ese momento. Un carraspeo exagerado literalmente mando a la mierda mi ensoñación.

-Bastean, amigo, sabes que esto me parece genial y todo pero… ¿te olvidas que ella es mi pareja?- Ty me guiñó un ojo y yo le saque la lengua. Lo mataría.-Además se nos hace tarde.

-Sí, no se me olvida- dijo Bastean con disgusto- nos vemos en el baile- me dio otro beso rápido en los labios y estaba alejándose de mí.

-¿No iras con nosotros?-le pregunté mientras lo detenía.

-No, tengo que ir por…

-Britt-termine yo casi en un susurro- está bien- “lo siento” articuló él. Y luego salió. Eso me destrozó, pero era consciente que solo era por un compromiso que él tenía con esa bruja, y era un hombre de palabra. Bastean me había repetido una y otra vez que deseaba bailar toda la noche conmigo. Si hubiese faltado a su palabra creo que no me sentiría tan segura de él como lo estaba ahora, pero no estaba segura de Britt.

-Wuao, pero si el patito feo se ah transformado en un hermoso cisne- dijo la voz odiosa de Peter. A pesar de lucir diferente por fuera seguía siendo la misma Mía, por lo que le mostré el dedo del medio enseñando mi linda manicura, y claro no podía faltar una sonrisa irónica, la que siempre tenía para él.

-Vete al diablo Peter-contesto Matt. Tomó a Kate de la mano de todos nos encaminamos hacia la salida, pero la risa estúpida de Peter nos hizo voltear.

-¿Qué te causa gracia imbécil?- pregunto Valery exasperada.

-Ustedes.- dijo señalándonos- ¿Chica emo, no te das cuenta que él está contigo para olvidar al patito feo? Al maricón no le quedo más remedio que ir con Mía y…-dijo señalando a Cloe y Valery- bueno ustedes dos parecen lesbianas- Cuando quise lanzarme sobre él y ahorcarlo ya Tyler esta sobre Peter dándole un puñetazo en la cara. Peter cayó de bruces y su nariz comenzó a sangrar, el chillido había sido enorme. Cloe me dio un alón y todos salimos corriendo, como típicos prófugos. Peter no se quedaría con esa, pero la verdad se había pasado de patán esta vez.

Todos estaban muertos de la risa, mientras Ty agitaba su mano, estaba roja, pero no tenía nada. La puerta se abrió a nuestras espaldas, por lo que pensamos que era Peter, y para mi sorpresa era Phill quien salía con una franelilla, un pantalón largo y descalzo.

-¡Mía!-grito el niño quien salió corriendo hacia mí.- es para ti- no me di cuenta que tenía una mano detrás de su espalda hasta que saco una rosa blanca y me la tendió. Mis ojos se llenaron de lágrimas ante el gesto del niño. Sabía que hacia lo correcto al tratar de protegerlo de su madre y su hermano, nunca me arrepentiría, porque él era un niño dulce.-te vez hermosa hermana, espero que te diviertas.- me dio un beso y luego me abrazo. Todos estaban atónitos. Era la primera vez que me llamaba “hermana” tomando en cuenta que no lo éramos. No me quedo más que abrazarlo y darle un beso de despedida, el pequeño me sonrió y se fue corriendo de nuevo a la casa.

Esta noche estaba marchando bien… muy bien… por ahora.



Al llega al gimnasio de la escuela lo primero que paso por mi cabeza fue la palabra “mágico” y exactamente eso era.

Todo había sido decorado con tanta sutileza y elegancia y casi había olvidado donde estábamos. Había ventanales armados que simulaban dar hacia un jardín lleno de rosas, el cual era obra del club de botánica y los del club audiovisual. Las mesas estaban dispuestas de tal manera que la pista de baile quedaba justo al centro de un gran círculo. El aroma a rosas y jazmines inundaba el gimnasio, había flores por doquier. También habían dispuesto una gran mesa para bocadillos dulces, bebidas y uno que otro platillo elaborado. Toda la decoración era dorada y azul, en manteles, forros de sillas, lazos, cortinajes… en fin, en todo. Lo que más llamo mi atención fue el techo, pues de él colgaban candelabros que parecían estar hechos de cristal, de cierto modo se parecían a los que había en mi hogar, pero era imposible, pues su valor era elevado.

-¿Apreciando la decoración? – dijo una vocecilla chillona justo a mis espaldas. Tragándome el nudo que se había formado en mi estomago me di la vuelta, solo para toparme con la tarada de Britt… y con Bastean a su lado llevándola del brazo. Una punzada de dolor recorrió todo mi torrente sanguíneo hasta depositarlo en mi corazón. El tono agudo de Britt me devolvió a la cruda realidad- mi padre pago por ellos- dijo señalando los candelabros en el techo- son muy costosos, pero sabía que esta noche era importante para mí, ¿no es así Bass?- Mi cara se contrajo de asco al escuchar ese sobrenombre zalamero ¿“BASS”?- bueno no hay que perder el tiempo, vámonos- dijo ella mientras llevaba arrastrando a Bastean consigo. Al pasar junto a mi pude sentir el cálido rose de la mano de Bastean sobre la mía. Ese gesto fue lo que me demostró que estaba tan incomodo como parecía.

Con tristeza me quede mirando la dirección por la que se habían ido Bastean y Britt. La verdad no puedo decir que su vestido era feo. Era de un color rojo sangre, ajustado en la parte superior con detalles en cristales, suponía originales, y la falda abombada en capas y con una caída hermosa en la parte trasera. Había visto en la muñeca de Britt el arreglo que también había visto en las manos de Bastean. Más celos y extraños sentimientos se agolparon en mí.

Las chicas me miraron con nostalgia, pero me reconfortaron con la idea de una noche divertida.

La cual fue más que eso.

Extrañamente escuché a varios grupos de chicos murmurar lo bien que me veía y algo como “¿Por qué no la invite al baile?” esa frase hacia hecho que me sonrojara. Ty decía que se pondría celoso, pero yo solo quería despertar los celos de otro.



Estaba más que cansado de las vagas conversaciones que se sostenían en la mesa que me encontraba. Britt y sus amigas estaban riéndose de lo lindo a costillas de una pobre joven desgarbada y simplona que estaba haciendo algo parecido a un baile moderno, que por cierto parecía como si una gallina estuviese convulsionando.

Además de mí, estaban otros dos jóvenes que embobados miraban a alguna chica en especial. Para salir del estado de aburrimiento en el que me encontraba, mire hacia la dirección de sus miradas y de repente sentí como la ira se apoderaba de mí, al percatarme de que sus miradas lujuriosas estaban sobre Mía.

-No puedo creer que sea ella-susurro el chico de piel oscura lo suficientemente alto como para que el otro lo escuchara por encima de la música estridente.

-Claro que es ella, reconocería ese tatuaje donde fuera- algo dentro de mi mente se encendió. ¿Tatuaje? ¿Mía? Mi cabeza fue directamente hacia ella, quien estaba hablando de lo más divertida con un chico alto de cabello oscuro. Al girar un poco quedo al descubierto lo que me parecía un dibujo en sus atractivos omoplatos.

Unas negras alas de mariposa estaban parcialmente escondidas bajo el largo y rojizo cabello de Mía. Estaban bellamente tatuadas de manera superpuesta en su cremosa y blanca piel. No era algo pequeño sino bastante elaborado, la punta de ellas llegaba hasta sus hombros y al final eran finas, dando la impresión de ser exóticas y raras. A decir verdad nunca le había visto la espalda, pues siempre llevaba chaqueta o alguna camiseta holgada, que no solo escondía el tatuaje sino también su cuerpo. ¡Y Valla cuerpo!

A pesar de ser menuda y rellena en las partes adecuadas, lucia elegante y hermosa en aquel vestido. La verdad sea dicha, allí estaba yo apreciando el esplendor de una adorable chica que deseaba para mí, mientras que unos tantos hacían lo mismo. Mi sangre estaba hirviendo y mi cabeza quería estallar, ¡Basta! Grito mi mente. Me levante furioso, necesitaba salir de ahí. Pronto escuche el arronzar de una silla, sabía lo que pasaría, pero lo deje así.

-¿A dónde crees que vas?- dijo Britt a mis espaldas con cara de pocos amigos. Los demás reunidos en la mesa detuvieron lo que hacían para prestarle atención a la escena que se desenvolvía ante ellos. La chica estaba muy bella, no lo voy a negar, pero no era ella con quien deseaba estar.

-A tomar aire- respondí sin más.

-¿Quieres que te acompañe?-pregunto ella coquetamente.

-No, gracias- ¿Es que no entendía un NO? Britt me tomo de puño de mi traje y me atrajo hacia ella.

-Porque no te quedas un poco más y luego nos escabullimos un rato ¿Qué te parece?- yo que estaba en los límites de mi paciencia le respondí tajante.

-No- desprendí su mano de mi traje, le di la espalda y camine directo hacia la salida que daba al estacionamiento. Odiaba ser grosero con las chicas, pero ELLA me estaba hartando.

En ese momento comprendí que… yo era grosero. Siempre había sido un niño consentido, que le gustaba atormentar a las sirvientas, los mozos, las cocineras, coquetear con alguna joven campesina y luego largarme en busca de otra. Así era yo. Pero al llegar al país todo había cambiado. Algo me había cambiado.

“Ella me cambió”, pensé para mis adentros mientras iba reduciendo la marcha hasta quedarme justo delante de unas bancas en las que decidí sentarme.

Todo empezó cuando la había visto a ella. Tan rebelde y dulce al mismo tiempo. Tan inocente y fuerte. Cuando la vi llorar junto a la tumba de su hermano se derribaron todas las defensas que había formado en mi interior. Pensé que solo era capaz de amar a mis hermanas, pues de cierto modo Mía me las recordaba, tan puras y sin malicia, pero con conciencia de lo que en realidad pasaba a su alrededor.

Mía me había abierto los ojos. Me hizo entender que no debía ser tan cruel con la gente en mi tierra. Porque ellos esperaban que algún día pudiera ser justo con ellos y defenderlos en algunos casos.

Ahora conocía el verdadero objetivo de mi viaje. Conocer la humildad que tanta falta me hacía.

Sonreí para mis adentros ante aquella revelación. Esas tierras a las que con tanto sacrificio mis antepasados habían hecho suya, peleando a capa y espada para conquistar esas vastas planicies y hermosos paisajes que eran mi adorada Vera. Y un día serian mías.

-¿Bastean?- una dulce voz pronuncio mi nombre no muy lejos de donde me encontraba. Voltee con sorpresa y alegría al saber que de alguna manera el fruto de mis pensamientos estaba justo al final del pasillo. Ella caminó hacía mi alzando la falda de su vestido. Sus tacones resonaron por el desierto pasillo que conducía a la salida. Con una sonrisa le ofrecí mi mano para que se sentara a mi lado.- ¿Qué haces aquí?- pregunto ella sin soltarme la mano.

-Es lo mismo que te pregunto yo ¿Qué haces aquí? Deberías estar bailando con Tyler o algún otro chico…

-Eres tú con quien yo quería bailar- sus ojos estaba iluminados por la luz de la luna que daba justo sobre nosotros, como si de un reflector se tratara. La decepción era parte de las emociones que su mirada reflejaban.

-Sé que te prometí que estaría contigo pero…

-Lo estas ahora Bastean, ¿o debería llamarte Bass?- ella se rio haciendo referencia al apodo con el que me había llamado Britt al comienzo de la noche.

-No vuelvas a llamarme así pequeña-dije apretando su mano haciendo énfasis en mis palabras. A cualquier otra persona hubiera intimidado, pero a ella nunca, y no era mi intención reprenderla, sino mostrarle que mi deseo por ella era mucho.

-¿Y que si vuelvo a llamarlo de esa manera príncipe Bastean? ¿Va acaso usted a quitarme mis tierras o a buscarme un esposo que me ponga en mi lugar?- ella conocía bien las novelas históricas, había visto leer algunas en su balcón.

-No… puede que yo mismo me encargue de ponerte en tu lugar-había tomado ahora su barbilla en mis manos para hacer que me mirara. Su cara burlona me divertía y me retaba a besar de una vez por todas aquellos labios brillantes.

-Valla, está usted molesto señor- su voz era sexy y melodiosa- ¿Qué puede hacer esta humilde súbdita por su majestad?-ahora sus manos habían ascendido hacia mi cara y con un leve movimiento de sus dedos aparto un mecho de cabello de mi rostro.- eres hermoso Bastean- susurro.

-¿Qué paso con lo de Majestad?-pregunte divertido. Ella me golpeo el hombro y yo hice una mueca de dolor, pero era falsa.

-Cállate y bésame- dijo mientras tomaba mi corbata de manera agresiva y me acercaba hacia su cara lentamente.

-Sus deseos son órdenes para mi, milady- casi con brusquedad, tomé posesión de su boca. Era como la miel, dulce, adictiva. Nuestras bocas bailaron un vals que conocíamos bien. La pasión y el deseo estaban ahí. El amor… tal vez. Mis manos fueron directo a su espalda para atraerla aun más a mí. Inconscientemente puse las palmas sobre el tatuaje, aunque era liso podía sentir los bordes de las alas, era como una invitación a que las tocara, y así lo hice. Un gruñido ronco salió del pecho de Mía, en respuesta a las caricias, profundice más el beso para ahogar el gruñido y obtuve como recompensa un suspiro por su parte. No había tiempo, ni espacio, nada. Solo ella y yo.

No me había dado cuenta que las manos de Mía estaban en mi cuello sino hasta que deslizo sus cálidos dedos por una parte sensible de mi piel. Yo que ya me encontraba encendido por sus besos, estaba a punto de estallar en fuertes y abrazadoras llamas de pasión. Una parte de mi anatomía estaba más despierta que de costumbre. Eso me asusto un poco, no era un muchacho inexperto, pero ella era toda inocencia y no estaba dispuesto a corromperla a menos…

Mía se alejo un poco de mí al notar la tensión que me había poseído. Sus ojos estaban brillantes, incluso más que antes, sus labios llenos por mis besos y su respiración estaba agitada. Era malditamente hermosa y yo malditamente estúpido.

Aun estábamos muy cerca, al punto que su aliento daba directo en mis labio húmedos, y sentía frio y abandono.

-Debemos parar…-susurró ella agitada.

-Lo sé-dije dándole un beso fugaz- Por alguna razón no confió mucho en mi autocontrol esta noche- ella rio bajito.

-Yo confío en ti…- dijo sin más y esta vez fue ella la que me beso. Un rato después ya no podía pensar…-Creo que debemos regresar…-me dio otro beso-alguien nos echará de menos…

-No importa…- otro beso.

-¿Y si nos buscan?- un beso más. Un gruñido de conocimiento salió de mi garganta.

-Tienes razón…- un último beso…- vamos a bailar- animado por la idea de un poco de baile con Mía, me levanté y la traje conmigo. Además… necesitaba algo que me sacara de mi excitación desquiciada. Pero por otra parte tal vez la empeorara y ¿saben qué? No me importaba.

-¿Y qué hay de Britt?- una burbuja exploto en mi cara, devolviéndome al compromiso que tenia con la rubia.

-¿Sabes qué?-dije sin más. Saque mi teléfono y comencé a escribirle a Matt.- Tú y yo nos vamos de aquí.

-¿Qué? Estás loco…-empezó a reírse Mía.

-Tal vez… pero estoy loco por ti- la tome de la mano y se la besé. Sus mejillas se tiñeron de color rosa. Empezamos a corres hasta que ella se detuvo, un poco frustrado me voltee para verla.

-Olvide mi bolso.

-¿Quién lo tiene?-insistí.

-Cloe.

-Sabe donde vives, ella lo llevará.-ella me sonrió.

-Tengo las llaves en él.

-Que importa- me reí por lo alto ante su lógica- esperaremos en mi auto hasta que vuelvan.

-Está bien- ella negó divertida. Y corrió pasándome mientras sus tacones resonaban por el resto del pasillo que quedaba frente a nosotros.

Esa noche, las estrellas estaban conspirando para multiplicar la belleza de esa muchacha. Era como un golpe mortal directo a mi corazón, era tan fácil enamorarse de ella…

Subimos a mi auto y con la luna como única testigo de nuestro loco escape, salimos con dirección a la casa estudiantil.

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