Personas que leen :D

domingo, 7 de agosto de 2011

Capitulo 11

La ciudad era un hervidero de gente, era casi medio día cuando logramos llegar hasta las tiendas principales. Kate había dormido casi todo el trayecto, los demás habían bebido “un poco”, por lo que estaban “un poco” achispados.

-Nosotros vamos por los trajes- dijo Bastean en tono neutral, casi como si nada hubiera ocurrido durante el camino. De cierto modo lo agradecía, pues mi estomago estaba tan repleto de mariposas que si abría la boca todas se irían volando. El clima estaba fresco por lo que mi ligero vestido era apropiado, aunque seguía detestando el color.

En cualquier caso, nos dependimos de los chicos, nos dieron un beso en la mejilla a cada una, y se fueron calle arriba. Bastean se había demorado más que los demás, y sus ojos brillantes como rubíes, eran la cosa más maravillosa que jamás había conocido. Y era todo mío, pensé con cierto aire posesivo.

Tiffany´s, Gocci, Victoria Secret, Armany, eran algunas de las tiendas en nuestra lista por visitar, toda chica debe tener un buen plan de compras.

Casi por arte de magia, Kate había escogido el “vestido perfecto”. Era color negro con morado, un lindo corsé morado con cintas negras, y mangas al estilo medieval. La falda estaba formada por varias capas de telas que dejaban ver la capa inferior, todas en varios tonos de negros y morados. Al principio me había parecido un disfraz, pero en ella se veía realmente bien. Estaba casi eufórica, pues decía que jamás encontraría nada que le gustara, y ella fue la primera en hacerlo.

Los chicos no tardaron ni 30 minutos en comprar los trajes, zapatos, y corbatas, por lo que nos encontraron fuera de la tercera tienda, donde compramos el vestido de Kate.

El rostro de Kate estaba radiante. Estuvo hablando sobre como Matt le había pedido que fuera con él al baile, en las tiendas que habíamos entrado. Ellos estaban sentados el uno junto al otro, pero eran los únicos que no participaron en la conversación con los demás. Hasta que Ty sugirió asaltar el mini bar de Bastean y descubrieron por desgracia una botella de champan. Todos estaban muertos de risa gracias al alcohol, pero en eso Matt tomo las manos de Kate y le pidió que lo acompañara al baile. Le regalo un ramillete de rosas, color negro obvio. A los presentes casi les daba un infarto y esta vez no por la bebida. Ty sabia de la sorpresa por lo que había reaccionado realmente bien. Las chicas bueno… gritamos a todo pulmón.

En las siguientes dos tiendas no tuvimos tanto éxito. Todos los vestidos tenían exagerados armadores, intrincados bordados, colores chillones, exagerados escotes, o todo lo anterior.

Caminamos unas calles más, y vimos lo que parecía una liquidación. Si era hermoso y estaba en liquidación, digan siempre “me lo probare” nunca se sabe.

Revisamos de arriba abajo los percheros en busca de algo, pero todos eran exactamente como “no lo queríamos”

-¡¡Mía!!- grito Valery a mis espaldas. Estaba sosteniendo un vestido color rojo, lleno de bordados y una enorme rosa en el hombro- ¿Por qué no te lo pruebas?- Los chicos estaban muertos de la risa mientras que nos espiaban por el vidrio del exhibidor. Valery les hizo una grosera señal con el dedo, una que Bastean conocía muy bien, por lo que me sonroje y él en especial río más fuerte.

-Jamás-dije rotundamente.

-¿Qué tal este?- pregunto Cloe, con un vestido más en las manos. Era de color azul, con un escote en forma de corazón y los bordes adornados con cristales, no tenia tirantes y tenía la parte de abdomen entre cruzado al frente. La parte de la falda era en forma de rosa invertida. Era uno de los vestidos más hermosos que había visto.

-Cloe, es bellísimo –dije sinceramente- Pruébatelo. -Ella asintió y fue hasta los vestidores. Un momento después ella reapareció con el vestido puesto. Le quedaba como anillo al dedo. Sus ojos parecían faros incandescentes, y su figura, alta y esbelta parecía la de una modelo de revistas. Los chicos tenían sus bocas abiertas, hasta Bastean, cosa que me causó cierta punzada de celos. ¿Cómo reaccionaría conmigo? La tarde avanzaba y yo no había tenido nada de suerte. Un gritico me sacó de mis cavilaciones.

Valery sostenía un hermoso vestido color durazno. La parte del escote era ajustada y llena de hermosos bordados en color plata. La falda tenia la forma de una rosa invertida con sus pétalos abiertos. Otro vestido perfecto.

-Yo no dejare que me vean con él hasta el sábado. Así que me lo probare pero no se los mostrare- ella emitió un pequeño “Jumm” y desapareció dentro del probador. Nosotras empezamos a discutir y lanzarle bufidos de protesta.

-¡ES PERFECTO!- grito ella. Dos por uno, pensé. Valery salió por la puerta con el vestido y de inmediato se lo dio a la dependienta.- es este y el azul que tiene la señorita, gracias- con una sonrisa la joven rubia tomo con mucha delicadeza ambos vestidos, los metió en un forro y los coloco en la caja para pagar.

-Cloe-dijo Tyler una vez fuera de la tienda- si te pones ese vestido para mí juro que dejo de ser gay, cariño- emitió un ronroneo, ella se sonrojo y nos reímos hasta las lágrimas.

-Amo que seas mi amigo gay- ella hizo con mohín con la boca.- así que no, cariño.

-Lo intente- se encogió de hombros y Matt le despeino su cabello.- Tengo hambre- los demás estuvimos de acuerdo.

-Mía aun no tiene su vestido- puntualizo Bastean. Era cierto, pero casi me estaba resignando. Hasta ahora ninguno me había gritado “cómprame, cómprame” al contrario, casi sentí que decían “Aquí no entraras vaquita” o “No apto para duendes” solté un suspiro ante tan absurdo pensamiento.

-No, está bien, también tengo hambre.- dije tratando de sonar despreocupada.

-No, hasta que no encontremos tu vestido no iremos a comer- Kate se cruzo de brazos. Se suponía que los chicos llevarían nuestras bolsas, pero en vez de ellos, lo hizo el pobre de Bernard.

-Moriremos de hambre hasta entonces- dijo Tyler haciendo pucheros. Tenía razón. Eso descompensó un poco mi rostro. Bastean lo notó, pues en un Santi amen estuvo junto a mí.

-No te preocupes- susurro en mi oído- estoy seguro que con lo que te pongas estarás deslumbrante.- sus fuertes brazos estaban a mi alrededor y sus labios ahora presionaban contra mi sien. Era acaso posible morir de tanto placer, ¡Oh sí que era posible! ¿Cómo sería si él y yo…? Deshice de inmediato dicho pensamiento, era peligroso, absurdo, descabellado, y realmente excitante.

Siguieron cuatro tiendas más, y nada. Juré que si en la quinta no había encontrado algo que realmente llamara mi atención, nos iríamos a comer. Y de hecho era ese mi número de suerte. Como si estuviera bajo un hechizo, aquel vestido en la vitrina era “perfecto” para mí.



Al fin había llegado el sábado. Y si me preguntan cómo estuvo mi semana solo hay una palabra para describirla: HORRIBLE.

Brittney estuvo alardeando sobre su vestido para el baile, quien lo había diseñado y cuanto le había costado. La verdad, no me sorprendió en lo absoluto. Yo estaba pensando en otras cosas. Aun tenía fresco el lunes pasado. Cada beso, cada rose y cada risa de Mía estaban gravadas dentro de mi alma. Esa muchacha se estaba metiendo bajo de mi piel, ocupando cada segundo del día para pensar en ella. Jamás me había pasado, y ahora estaba babeando como idiota por ella.

Eran las 6.30 de la tarde, el baile comenzaría a las 8. Matt, Tyler y yo estábamos… jugando.

Escuchamos un fuerte golpe en el piso inferior, luego otro, otro más y una queja.

-En momentos así adoro ser hombre – dijo Ty con un suspiro teatral. Matt le dio un manotazo y su control del video juego se calló al suelo-¡HEY! – grito Tyler.

-Amigo tu eres gay ¿Lo olvidas?-dijo Matt.

-Lo sé, pero hay una cosa entre mis piernas que confirma lo que digo.

-Mierda Tyler!!-gritamos Matt y yo al unisono. Luego nos reímos por lo alto. Pero no duro mucho, pues un golpe aun más fuerte que los anteriores nos pusieron nerviosos.

-¿Creen que están bien?-pregunte alarmado.

-Sip-dijo Ty de manera despreocupada-Jojo!! Muere imbécil.

Nuestro juego se extendió hasta las 7 y algo más, tiempo justo para ducharnos, vestirnos y esperar a las chicas con sus ramilletes en nuestras manos. Matt tenia uno color negro para Kate, el cual le costó enormemente encontrar. El que era para Britt era rojo “pasión” como ella lo había llamado. No había visto el de Ty, que obviamente era para Mía. Lo tenía guardado en una caja blanca, a diferencia de las otras que eran transparentes. Incluso le pedí verlo, pero se negó rotundamente. Como esas cosas debían combinar con sus vestidos, eso me daría un indicio de lo que Mía usaría, que era una sorpresa según Tyler. Pero eso no impedía sentirme ansioso.

Cuando pensé que estaba llegando al límite de mi paciencia las chicas comenzaron a bajar. Por un momento me perdí en el tiempo y el espacio, recordando los bailes que se hacían en Vera, para presentar a las jóvenes en sociedad, todas con vestidos pomposos y extremadamente anticuados. Pero estas chicas no serán “esas” chicas. Se veían deslumbrantes.

Primero bajo Cloe, sostenía un poco la falda de su vestido para poder bajar más fácilmente. Tenía el cabello rizado y su cara resplandecía. No sabía qué clase de pensamientos tenían los demás, pero yo estaba encantado. Kate iba detrás de Cloe. Parecía más un disfraz que un vestido de fiesta, pero a ella le lucía genial. Tenía mechas moradas en su cabello negro, rizado también. Casi por inercia miré a Matt, que se había quedado como idiota. Ella se sonrojó y llegó juntó a él. Matt le extendió la caja y ella le sonrío de una manera dulce. Valery estaba hermosa. No habíamos visto como se veía con su vestido, y ahora que lo pensaba, gracias al cielo no lo vimos, pues había arruinado la sorpresa. ¡Y qué sorpresa! Llevaba el cabello recogido con algunos tirabuzones sueltos. El color durazno-naranja, hacia maravillas con el tono crema de su piel. Y yo con el corazón desbocado esperando que al fin bajara Mía.

Escuche un portazo, que anunció la aparición inminente de la adorable joven.

Sentí que estaba conteniendo el aire. Me di cuenta porque Tyler me golpeo con algo que tenía en sus manos. La caja blanca. Éste la coloco en mis manos.

-¿Qué quería que hiciera con ella?- confundido le articule en susurros.

-Dásela, a menos que quieras usarla- el río. Movido por la curiosidad y el nerviosismo mire dentro. Había un brazalete hecho de cintas y flores en distintos tonos de morados, con detalles plateados y perlillas. Aquel detalle me había cautivado. Por un momento perdí la concentración nuevamente.

Al dirigir la mirada a las escaleras realmente quede embobado.

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