Personas que leen :D

domingo, 14 de agosto de 2011

Capitulo 15

5 Meses después…

Ya era hora, pensé irritada luego de salir de biología. El timbre anuncio el inicio de la libertad absoluta, al fin habían terminado las clases.

Los meses anteriores aunque me cueste decirlo fueron bastante productivos, académicamente hablando. Yo… bueno, nunca había sido devota a estudiar demasiadas horas, pero no era una vaga, no mucho. Entiéndanme, no es fácil manejar una casa y además tener un… novio. Aunque este último hubiera ingresado a mi vida unos 4 meses atrás. Pero en el transcurso de ese tiempo había aprendido a quererlo, y necesitarlo tanto como el aire que respiraba.

No sabría decir si existía un nombre para definir las cosas que Bastean me hacía sentir. Pero sobre todo la seguridad que me proporcionaba, las dulces palabras que me susurraba por las noches antes de ir a mi habitación, solo para que unos momentos después él se escabullera por el pasillo y entrara furtivamente en medio de la noche.

La primera vez había sido el día del baile, que por cierto juraba que enfermaría, pero gracias al cielo no ocurrió nada. Tres días después muy pasada la media noche se había metido en mi cuarto y para colmo dentro de mi cama. Las sabanas crujieron ante la intromisión de Bastean y casi de inmediato desperté, antes que lograra gritar él había besado mis labios con voracidad, y como solo conocía a una persona que lo hiciera de esa manera estuve tranquila y disfrute de ese beso embriagador.

A pesar que se estaba haciendo costumbre dormir en la misma habitación a los demás no les parecía extraño, por lo que las chicas comentaban, Bastean no era precisamente silencioso a la hora de caminar por el pasillo. Los chicos hacían bromas de mal gusto, pero siempre con respeto claro está.

Lo peor, y la mosca en el pastel, fue la mañana en la que Coco profirió un grito mortífero al entra por primera vez en mi habitación gritando algo sobre la ineficiencia del personal que contrataba encontró a Bastean en mi cama, con el torso desnudo. Siguió gritando mientras le pedía a Bastean una explicación que nunca llego, puesto que ella no lo dejo defenderse. Lo curioso de todo fue que yo me encontraba en el cuarto de levados cuando escuche el alboroto, tan solo asomarme Coco me tironeó del brazo pidiendo una explicación sobre la presencia de un muchacho en mi cama, y no cualquier muchacho sino nada más que el hijo de un rey. Menciono que era una zorra desvergonzada y que estaba poniendo por los suelos el “nombre” de “nuestra” familia al comportarme como una vulgar prostituta. No era la primera vez que me insultaba, pero estaba realmente molesta y me zafé de su brazo alegando que ella no era mejor que una fulana cualquiera.

Su cara estirada por tanta cirugía tomo una tonalidad rojo carmesí, por un momento considere la idea de que si seguía conteniendo la respiración tal vez explotaría. Eso me hiso sonreír. Pero luego dijo la frase que colmo el vaso: Que se esperaba, eres sin duda hija de tu madre.

Me contuve todo lo que pude para no echármele encima y golpearle su nariz de plástico y su boca de bagre. Al ver que no le respondía ella sonrió triunfante hasta que le respondí:

-Otra cosa como esa y recogerás tus cosas, tú y tus hijos.- su cara volvió a ponerse roja de la ira.

-No me amenaces chiquilla ingrata- chillo ella.

-Pruébame- le respondí tajante. No permitiría que esa mujerzuela ofendiera la memoria de mi madre. Nadie tenía derecho a ensuciar su recuerdo con calumnias como esa. Pero me las pagaría después, de eso estaba totalmente segura.

Esa noche un lloroso Phillip entro a mi habitación desconsolado suplicándome que no lo echara de la casa. Esa maldita mujer de veras me la pagaría. El pobre chico era el que recibía toda la ira de su madre después de una pelea. Peter por su cuenta salía cada noche con sus amigotes para no estar presente, hasta el muy cobarde huía. Pero el chico no, porque era pequeño e indefenso. Se quedo conmigo porque no quería regresar solo a su habitación, le mande un mensaje a Bastean explicándole la situaciones, que entendió perfectamente. Phillip no tenía la culpa de tener a esa bruja por madre.

La semana siguiente mi padre había pasado un correo a mi bandeja pidiendo una explicación sobre una llamada que recibió de Coco informándole un comportamiento abominable de mi parte. Lleve mi laptop a la cama y muy tranquila redarte con más formalidad de la necesaria la respuesta a mi padre. Le explique que no había comportamiento inadecuado, estaba “durmiendo” con “mi novio” y seguía conservando mi inocencia intacta. Que si quería corroborar mi historia realizaría los estudios pertinentes y se los enviaría con todo el gusto del mundo. No era la chica sin vergüenza que Coco le había dicho que era. Su respuesta fue breve y directa.

“Confío en ti lo suficiente como para dejar que tomes el camino que desees, solo te suplico que no hagas cosas de las que puedas arrepentirte en un futuro. Solo te queda este año de secundaria y asistirás a la universidad si así lo deseas. Cuídate. Te quiere Papá”

Luego de eso no volví a escribirle, ni él tampoco a mí, por lo que considere el tema zanjado. Pero la palabra “Cuídate” había tenido doble sentido, de eso estaba completamente segura. Entonces no confía en mí lo suficiente, pensé tristemente mientras me detenía en una banca.

El baile de graduación seria dentro de dos semanas, al que no asistiría por supuesto, no me interesaba en lo más mínimo, mientras que las chicas estaban entusiasmadas por ir. A Bastean también le hacía ilusión graduarse al fin, e ir a otro baile de la mano de su adorable novia, o eso era lo que decía, pero yo insistí en que fuera si eso quería, pero le suplique que no me hiciera ir a ese baile.

Pensé con cierta tristeza que todo terminaría en dos semanas. Probablemente cada uno regresara a sus casa y nunca volvería a verlos, un sabor amargo que se prolongaba con la llegada del acto de grado. Kate había obtenido una beca en Yeil por lo que no cabía de la emoción, y Matt iría con ella. Tyler quería ayudar a su padre con la tienda que tenían, por lo que se tomaría un año sabático y luego iría a una universidad en Arizona. Valery visitaría a su abuela en Portugal. Cloe viajaría a Toronto con su madre de vacaciones y al regresar las tres iríamos a Stamford. Y… Bastean regresaría a Vera.

Entre más lo pensaba más caía en la cuenta de que me quedaba este tiempo para estar con él antes de que regresara a su casa.

Yo iría como había prometido, pero tal vez, saldríamos juntos, y de regreso solo seria yo. Ese pensamiento me estaba matando.

En el tiempo transcurrido él se había convertido en parte de mí y sin él…

-¡¡Boo!!- alguien llego por mi espalda dándome un susto de muerte. Bastean estaba sonriendo de oreja a oreja ante mi cara de impresión.- ¡Hey! ¿Tan interesante estaba ese pensamiento que no me escuchaste llegar? Te apuesto a que pensabas en mí- se echó a reír y me atrajo hacia si para darme un beso.

-¿Eres muy vanidoso lo sabías?- él se río más fuerte. Al mirarlo tan relajado no podía imaginármelo en su faceta de príncipe. ¿Sería pedante? ¿Malvado tal vez?

-¿En qué piensas?- dijo notando que se me descomponía la cara.

-En nada- dije sin más, no podía permitir que él notase cuanto me afectaba la idea del viaje, pero por otro lado me entusiasmaba salir de este lugar asfixiante.

-Mmmm…- murmuro él, me atrajo hacia sí por la espalda y me rodeo con sus brazos. Notaba que lo hacía cuando me veía preocupada por algo- Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿verdad?- yo solo asentí, sabía que era cierto.- ¿entonces? ¿Puedes decirme que sucede?

-Es todo este asunto de la graduación- respondí. No tenía sentido ocultarle mis temores, y sobre todo porque los tenía impresos en mi rostro.- tengo… miedo.

-¿A que le temes?- una sonrisa triste se dibujo en mi cara. Con cuidado voltee a verle. En sus ojos vi reflejada la preocupación. Ese rostro angelical que me hacía perder la cabeza sin remedio estaba allí, y todo era por mí. Muchas veces me había preguntado ¿y si le hubiese tocado vivir en otra casa estudiantil? ¿Se hubiese fijado en mí igual? ¿O hubiese estado con Britt? ¿Y si no me hubiese subido aquel día en la banca de la escuela para ver que sucedía? ¿Él me hubiera visto igual? La respuesta a todo eso era un enorme “NO”. Yo no era una belleza, ni siquiera llamativa, además de ser parcialmente huérfana. ¡Por Dios! Últimamente estaba un poco deprimida por esos temas tan triviales. Pero luego salían a relucir otros temas, situaciones inminentes. ¿Qué pensarían los padres de Bastean sobre mí? ¿Y sus hermanas? ¿Qué me encontraría en Vera? Y la más importante… ¿Seguiría con Bastean después de este verano?

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