Personas que leen :D

sábado, 16 de julio de 2011

Capitulo 8 (:

POV Bastean

En esos momentos mi sangre estaba compuesta por tres cosas: Adrenalina, Enojo, y Venganza.


Una vez más rememore la escena de la tarde en el recibidor. Peter con sus brazos sobre Mía. Ella con sus ojos brillando de una manera que jamás vi. Así no me miraba a mí. Luego cuando se percataron de mi presencia ella huyo. Peter me miro con odio, dio media vuelta y fue hasta la cocina. En un estúpido intento de parecer calmado, subí las escaleras y en el último escalón me detuve, solo para mirar el pasillo en donde sabia estaba la habitación de Mía. Apreté el pasamano hasta que mis nudillos se pusieron blancos. Intente obligar a mi cuerpo que se moviera, decirle que si alguien veía mi ceño fruncido sabrían que algo no iba bien, pero mi corazón se negaba a abandonar ese pasillo. Quería saber si lo que había visto era cierto. ¿Cómo sería aquello fingido? Me reprendí mentalmente.

Cuando mis piernas por fin reaccionaron corrí el segundo tramo de escaleras. Mis zapatos retumbaban en el piso de madera. Escuche una puerta abrirse, un risa, y el viento, todo al mismo tiempo. Una vez dentro de mi habitación cerré la puerta con seguro.

En Vera, cuando estaba frustrado solo salía a cabalgar, o al rio Kennys que lindaba con los límites de nuestra propiedad. El agua helada sacaba toda frustración. Pero en Washington estaba atrapado. Y más específicamente en esta maldita villa, y aun  más preciso, en esta maldita casa, con esa mujer.
Cuando abrí los ojos estaba todo en la penumbra. El reloj de la mesa de noche marcaba con números luminosos las 7:12pm. Con un gruñido, me levante de la cama, busque algunas cosas y salí al pasillo hacia el baño.

Era bastante espacioso. Con estantes que contenían jabones, champú, crema de afeitar, entre otros artículos masculinos. Imagine que serian de los chicos, pero algunos estaban sin uso, por lo que supuse que serian de emergencia. Abrí la ducha y el vapor empezó a salir. El espejo dejaba ver el reflejo de la depresión. No sabía a qué grado me había afectado aquella escena. Mi cara estaba pálida, tenia debajo de los ojos marcas purpureas, y el cabello totalmente revuelto.

-Eres patético- dije al reflejo. Deslice la camiseta que llevaba puesta sobre mi cabeza. Tenía doloridos los hombros y el cuello, había dormido en una posición realmente mala. Me quite los jeans de una patada y me metí debajo del agua dejando que el mi cuerpo se relajara. Tenía cada musculo tenso de mi cuerpo, y esa afección tenia nombre y apellido.

Mi padre siempre me repetía que como hombres teníamos que pensar con la cabeza fría. Pero entre más vueltas le daba más caía en cuenta lo que tenía que hacer.


POV Mia

Había pasado dos semanas desde el fatídico día en que Bastean me había visto con Peter. No había hecho nada malo, pero él así lo creyó.

Mi cabeza pesaba y sentía una presión en el pecho cada mañana que lo veía salir de la casa junto con Matt y Tyler. Mis amigas me preguntaban con frecuencia que mosquito me había picado, y siempre respondía lo mismo, “no fue ningún mosquito, sino una abejita y llevaba corona” nunca entendieron el sarcasmo de aquella frase.

Era domingo, y como cada domingo solía ayudar a Lulú con los quehaceres de la casa. Los chicos normalmente salían los sábados y no volvían hasta muy entrada la noche. Las salidas no eran lo mío pues yo tenía deberes. La mañana era un poco fría, pero eso no impidió que me colocara una blusa negra de tiritos con un globo del diálogo al frente que decía “Me Gusta besar Vampiros y eso es Excitante”, uno pantalón de jean corto y mis convers gastadas. Mi cabello… realmente era un caso especial, ese día en particular no quería colaborar. Solo tome el cepillo, lo desenredé y lo amarré con una liga para el cabello.

En el piso inferior estaba Lulú limpiando la sala principal. Pero no estaba sola.

Bastean estaba sentado en el sillón más grande con un libro en las manos, su mirada estaba centrada en las páginas del libro, por lo que no se había percatado de mi presencia, solo hasta que Lulú me saludó enérgicamente.

-Buenos días señorita Mía –Bastean levantó la mirada de su libro, miro mi calzado y luego regreso a lo que hacía. Aquel gesto me pareció frio e indiferente, como si fuese una extraña para él. Si me preguntan ¿Quién dejo de hablarle a quien? La respuesta seria: ¡¡NI IDEA!! Al día siguiente de lo sucedido, él bajo las escalera y yo solo salí del comedor como alma que lleva al diablo, en parte porque deseaba escapar de la intromisión de Peter al lugar y en parte porque no podía mirar a Bastean a la cara. Me reprendí mentalmente tantas veces que no sabría con exactitud cuántas fueron. No hiciste nada malo, gritaba mi mente, nada ocurrió, y aun así me sentía tan culpable… y ese mismo día en la cafetería él estaba sentado a la mesa y cuando me uní al grupo Bastean murmuro algo que no llegue a escuchar, se levantó y salió. Ambos éramos culpables de cierto modo. La pregunta era ¿Por qué nos comportábamos como tontos? Dejando a un lado todo lo anterior salude a Lulú de la mejor manera que pude.

-Buenos días- realmente patético.

-El joven Bastean me estaba comentando sobre el baile de la escuela ¿piensa ir?-pregunto ella amablemente. Yo lo pensé un momento, ¿Qué objetivo tenia? No tenia pareja, no tenía un vestido como para la ocasión y mucho menos ánimo como para asistir a fiestas y muchísimo menos una donde Brittney estuviera pavoneándose del brazo de Bastean, eso sí que terminarían con mi ya de por sí inestables emociones.

-No – fue mi respuesta. Ella me reprendió con la mirada y luego exclamó alarmada.

-¡Dejé un pie en el horno!- salió corriendo y desapareció por el pasillo.

Bien, estábamos solo. ¿Qué podía decir? “No es lo que parece” o “No sucedió nada entre nosotros” no me sabía que estaba conteniendo el aliento hasta que lo solté de un golpe. Fue un suspiro muy audible. Bastean levanto la mirada una vez más, pero esta llego directamente hasta mi rostro.
Y ahí estaban otra vez los ojos verdes que tanto me gustaban… solo que ahora eran opacos y sin brillo.

-No tienes que hacer eso para solicitar mi atención – él puso un separador en la pagina que leía y lo cerro.- ¿Qué necesitas?

-No, no, yo…

-Te escucho- dijo con un tono un poco sínico. Ninguna palabra salió de mi boca. Su voz helada fue como una bofetada.

-Lamento la interrupción, no fue mi intención.

-En cualquier caso- dijo mientras se levantaba- ya interrumpiste mi lectura.- cuando quiso pasar junto a mí tomé su muñeca y lo detuve.

-¿Por qué eres un maldito arrogante conmigo?-le pregunte furiosa. No estaba segura de dónde demonios había obtenido semejante valor. El miro mi mano sobre su muñeca y soltó un bufido.

-Esa pregunta me corresponde a mi ¿no lo crees?- una sonrisita burlona se curvó en un lado de su boca.

-¿Qué?

-Mía…- dijo mi nombre como si se sintiera cansado- ¿Qué juego es este?

-¿Juego? – ¿¿AHHH??Grito la vocecita en mi cabeza.

-Huyes de mí como si apestara – estaba hablando entre dientes y ahora era él quien sostenía mi muñeca- como si con solo verme te causara desprecio, y ahora te apareces y suspiras para llamar mi atención. Aquí estoy ¿Qué quieres de mí?- mis ojos escocían, y no pude evitar la punzada de dolor que atravesó mi corazón.

-¿De qué mierda me hablas?-Chillé. Bastean me soltó y paso sus manos por su cabello dorado.

-De… Ahg!!- gruño él. De pronto sus manos estuvieron sobre mis mejillas y su boca sobre la mía. Sus labios eran duros y suaves al mismo tiempo. Tenía un gusto a picante y dulce, como la canela, como su olor. Mi reacción ante la electricidad que corría por mis venas fue resistirme, pero en vez de eso solo me relaje. En cuanto lo hice, sentí la presión de Bastean disminuir también, volviendo aquel beso cálido y maravilloso. Sus manos bajaron hasta mi cuello, me tense hasta el rose de sus dedos en mi nuca, me aferro aun más a su boca. Su lengua tanteo mi labio inferior, como si pidiera permiso para entrar, mis defensas estaban totalmente caídas. Dejarse llevar por el deseo es realmente peligroso, y aun más cuando parte de tu corazón estaba en juego. Me arrepentiría de mis actos más tarde, pensé.

Bastean me tenia rodeada ahora con sus fuertes brazos. Yo simplemente me deje llevar. Nuestras bocas danzaban de la manera en que muchas otras lo habían hecho antes. Para mí esto era… ¿Qué era?

-Mía…- susurro Bastean contra mi boca, ahora que no me estaba besando, mis labios se sintieron pesados, como si pidieran a gritos que volviera a hacer lo que estaba haciendo. Mi estomago se contrajo cuando abrí mis ojos y me encontré con los suyos. En aquella posición podía notar que estaban salpicados de rayos dorados como su cabello. Uno de sus pulgares se situó en mi labio inferior hinchado.- ¿puedo hacerte una pregunta?- una vez más quede muda. Solo me toco asentir.- ¿Peter es tan buen besador como yo?

El alma literalmente se me callo a los pies. ¿Quería demostrar que era mejor que Peter? La irá calentó mis entrañas. Lo que me había parecido maravilloso, a él le pareció una prueba de superioridad varonil.

-No sabría decirte- dije mientras me liberaba de su agarre, alce la barbilla con la poca dignidad que me quedaba y continúe- Nunca he besado a Peter… y jamás lo haría.

Luego salí de la sala y lo deje en medio de la habitación con su rostro blanco como una hoja de papel.

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