Personas que leen :D

martes, 8 de noviembre de 2011

Capitulo 33

Estaba sentada en una de las mesas de Starbucks en el centro comercial. ¡Dios! Como había querido un chocolate con crema, estaba delicioso. El lugar estaba atestado de gente, muchos eran conocidos de la escuela, chicos con los que había visto una que otra clase, pasaban junto a mí como si no hubiese nadie, normal, estaba acostumbrada a eso.

-Así que es cierto- dijo una horrible voz chillona a mis espaldas.- estas de regreso- me di la vuelta y me encontré a Britt delante de mí, petulante como siempre y rosa

-Sí, ¿y?

-Nada, solo quería comprobar por mi misma si el rumor de que regresaste al pueblo es cierto, ¿Y Bass?- hizo como que buscaba a alguien. Iugh! Odiaba ese horrible apodo que le puso- ¿Dónde está?

-Su nombre es Bastean, y está en su país- ¡Maldita zorra! Como la despreciaba.

-Oh, así que él te dejo, sabía que eso duraría muy poco- dijo con una sonrisa de suficiencia.

-No sabes nada.

-Entonces ilumíname- dijo Britt retándome.

-¿Por qué me odias?- Pregunte al final, pensé que no tenía sentido quedarme a discutir con ella hasta que respondió.

-¿Aun lo preguntas?- ella suspiró.

-Ni siquiera sé porque lo haces, luego de la muerte de mi madre dejaste de hablarme y comenzaste a tratarme mal, creo que somos bastante grandecitas ya ¿no lo crees?- Iba a irme de la ciudad, y quería dejar todos mis asuntos en este pueblo zanjados.

-Bobby Brian, 3er grado. Estaba loca por él, pero él estaba pendiente contigo- Mis ojos se pusieron como platos, ¿por una estupidez de niños me odiaba? Bobby Brian había sido un lindo niño de cabellos oscuros y ojos celestes, su sonrisa era hermosa, pero le gustaba aplastar saltamontes y esconderlos en los pupitres, ahora era trompetista en la banda local, usa aparatos, es muy alto y muy delgado como una vara.- Richar Simon 5to grado- continuo ella- se acerco a mí un día durante el almuerzo, pensé que iba a declarárseme, pero me pidió que te preguntara si tú querías ser su novia, esa fue la gota que derramo el vaso, ¿aun no lo entiendes? Ellos fueron solo los primeros, Luis Méndez, Jou Preston, Gabe Müller, Christopher Pills, todos ellos estaban enamorados de ti, ¿y yo qué? Nada. Y luego, Peter.

-¿Peter?- ¿Se había vuelto loca?

-Sí, en el almuerzo él solo repetía lo linda que estabas ese día, o alguna tonta historia sobre ti, y luego cuando ese príncipe llego también quisiste tenerlo, ¿no te vasto con todo lo demás que me quitaste Mía Taylor?- Britt se quito una gorda lagrima que rodó por su mejilla.

-No fue mi culpa, nunca hice nada para que ellos gustaran de mí- me defendí.

-¡EXACTO!- dijo exasperada- Nunca te molestaste en arreglarte lo suficiente para llamar la atención de los chicos, y aun así ellos te buscaban. A mí me querían por tener dinero o ser popular, pero nunca me quisieron por lo que era.

-Yo sí, eras mi amiga, pero la envidia y los celos te cegaron, y mira como estas ahora, sigues resentida por algo que no estaba en mi control. Lo siento por ti- Creo que me había pasado de irónica, pero no tenía otra cosa que decirle sino la verdad, me odiaba por no tener lo que yo tenía, a esos chicos, de los cuales si no fuera por lo que ella me había revelado nunca hubiese imaginado que había pasado. El silencio que se formo entre nosotras se volvió tenso- iré a vivir a Brooklyn.

-Pensé que irías a una prestigiosa universidad- dijo con un tono más bajo de lo normal, es decir, era Britt, la niña que siempre me había torturado, lanzado tierra con gusanos y derramado cualquier cosa en mi cabello, y eso en una sola semana. No estaba segura de que responder a eso sino con un:

-Cambio de planes.

-Tú nunca haces cambio de planes, si no quieres decirme ok, pero el pueblo entero se enterara tarde o temprano, eso lo sabes- ella tenía razón, tarde o temprano todos sabrían que estaba embarazada, además mi padre estaba como loco diciéndole a todo el mundo que sería abuelo, era mejor que se supiera por mí, no quería estar en boca de todos. Que murmuraban cuando pasara “mira a esa chica, es la que se embarazó del príncipe” o “pobre chica, se arruino la vida” no quería ni su compasión ni su lastima, gracias al cielo íbamos a irnos pronto.

-Tendré un bebé de Bastean, y no me voy por eso, quiero algo diferente, no vivir en un pueblo en el todos chismorrean de todos, eso es patético. Estoy cansada de este lugar, Britt, cansada de cuidar todo lo que hago para que los demás no me juzguen o señalen.

-Te admiro por eso- dijo ella sonriéndome, en muchos años no lo había hecho, o por lo menos no se estaba riendo de mí- me alegro que puedas salir de este lugar y no quedarte estancada como los demás.

-Gracias, ¿tú que harás?- le pregunté.

-Probablemente trabaje con mi padre, él no está convencido de mandarme a la universidad, y tampoco quiere que estudie modelaje, así que no me queda más que quedarme aquí, tener un asqueroso empleo y casarme con algún idiota que mi padre considere adecuado. Debes estar feliz de que todo lo malo que hice se me devolviendo hacia mí.

-Para nada- dije poniendo una mano en su hombro- todos merecemos un felices para siempre. No dejes que tu padre gobierne tu vida Britt. Ahora tengo que irme, fue bueno que habláramos.

-Lo mismo digo.

Salí del centro comercial luego de mi conversación con Britt, la verdad nunca imaginé que esa chica estuviese tan dolida por el hecho de que nadie la quisiera por lo que era sino por lo que tenía. Al crecer pensé haber hecho algo realmente malo para que me pasaran tantas cosas malas juntas, pero ahora me doy cuenta de que la vida es así, no por las cosas malas, sino acontecimientos que por más que odiemos son necesarios para que aprendamos, no solo a valorar lo que realmente es importante, sino para no cometer los mismos errores una y otra vez, que solo nos harán sufrir y decepcionarnos de la vida.

Britt siempre había sido una chica solitaria que necesitaba la atención de todos para sentirse bien, y como ellas muchos otros. Ahora que me iba del pueblo reconsideraba la idea de sentirme nostálgica. ¡NO! Siempre odie ese maldito pueblo, lleno de gente que critica hasta tu forma de caminar, extrañaría ir al cementerio cada día, al señor Graham, incluso a los oficiales Stone y Conrad, pero solo eso. Mis amigos no vivían allí. Cloe estaría en Brooklyn con Selena, lo que quería decir que estaría conmigo, o por lo menos hasta que comenzara la universidad. Era un nuevo comienzo para mí, y eso es bueno, creo.



A dos días de mi llegada todo para la mudanza estaba listo. Con nostalgia miré mi habitación vacía, solo las paredes lilas y las puertas del balcón abiertas de par en par. En esa casa había crecido, llenado de alegría cada rincón, pero la tristeza se había asomado por una ventana y pareció haberse instalado, hasta que Bastean entro a mi vida y me devolvió sonrisa que había perdido en algún punto de mi vida. ¿Pero no era eso parte de la vida también? Perder, ganar, vivir y sufrir, parecía un poco deprimente pero era cierto. Nadie dijo que sería fácil, nadie escribió en piedra que debíamos sufrir o ser totalmente felices, porque de tener todo en nuestras manos ¿para que luchar? ¿Para que esforzarme? No valía la pena perder el tiempo en algo que no me daría mayor gratificación que la que ya tenía, en fin, vivir es una gran aventura y morir es llevarla a su final.

En silencio dije adiós a esas paredes que por tantos años había cobijado mi cuerpo y mi alma. Mi refugio de un mundo cruel, aunque suene dramático de nuevo tenía razón, nadie tiene compasión si eres débil, y nadie te ofrece su compasión sin algo a cambio. De ahí mi odio por la lástima, porque era un sentimiento un tanto despectivo por decirlo así. ¡Va! Sí, me encontraba en un estado depresivo bastante patético si me lo preguntan, y las hormonas realmente no me ayudaban en mi proceso de adaptación al cambio. Mi teléfono comenzó a sonar de repente, en la pantalla estaba escrito con letras mayúsculas –BASTEAN- la garganta literalmente se me cerró, había querido escuchar su voz durante los últimos días, pero había sido una cobarde al no llamarlo, quizás el miedo a derrumbarme luego de que él colgase el teléfono, o llorar desconsolada aun hablando con él, eso le afectaría, pero mis emociones estaban descontroladas y no sabía cómo reaccionar, pero tampoco podía dejar repicar el teléfono un millón de veces hasta saber qué hacer con mi ya muy complicada vida.

-¿Hola?- dije luego de presionar la tecla de contestar.

-Hola princesa- sentí como las lagrimas comenzaban a ahogarme y amontonarse en mis ojos. Escucharlo me hacia respirar nuevamente, saber que estaba bien era suficiente.

-Bastean- dije casi como una plegaria.

-Quien si no hermosa, ¿Cómo estás? – Te diré como estoy, deprimida, herida, desconsolada, con ganas de llorar y comer ahora mismo, así estoy, quería decirle.

-Bien- dije en su lugar.

-Me alegro mucho, ¿Cómo está el bebé? ¿Cómo te has sentido?- sonó preocupado.

-Está bien, un poco hambriento. En general mi estado de salud es normal, con excepción de las mañanas cuando me atacan las nauseas, tengo sueño y hambre todo el tiempo, pero de resto todo bien. ¿Cómo están todos?

-Bien- dijo sin más. Era extraño porque le gustaba parlotear. Algo pasaba.

-¿Bastean, en serio está todo bien? ¿Alguna novedad? – Lo siguiente fue silencio.- ¿Bastean?- más silencio.- ¿Sigues ahí?

-Ah… sí- dijo en un susurro.- Tengo que comentarte algo, pero no sé como lo tomaras, ni siquiera estoy seguro de si contarte sea prudente en tu estado.

-Estas asustándome ¿Qué ocurre? ¿Le pasó algo a las chicas, a tus padre?- ok, sí me estaba alterado.

-No, no todos están bien. Bueno mi madre está fúrica, pero eso pasa últimamente. Mi padre regresó hace una semana y adopto el mismo mal humor de mi madre. La verdad es que el catillo está sumido en una palpable tensión.

-¿Y por qué? No creo que les haya afectado mi partida- reí un poco para alivianar el amargo tono de voz que tenia Bastean, nunca lo había escuchado así, valla hasta aquí llegaba la tensión.

-De hecho es eso en parte, todos te echan de menos, Monique y Cecile preguntan a diario por ti y tu bola de pelos, te extrañan mucho. Lilly quiere que te conectes pero no lo haces últimamente.

-¿Y tú?- pregunté.

-¿Yo qué?

-¿No me extrañas?

-Es una tortura despertar cada mañana y no encontrarte acostada a mi lado. Incluso he pasado varias noches en la habitación que ocupaste solo para sentirte un poco más cerca, pero es inútil Mía, te metiste en lo más hondo de mi ser, y juro por Dios que me estoy muriendo. Solo el cielo sabe las veces que me he controlado de salir, buscar mis maletas, tomar el avión y estar allí a tu lado.- Las lagrimas no se hicieron esperar, lloré en silencio mientras Bastean me decía a que grado me extrañaba, ¡por Dios! Yo estaba igual o peor gracias a mis hormonas.

-También muero por estar a tu lado, valla y solo han pasado unos pocos días, no quisiera imaginar un mes o algo así, pero pronto estaremos juntos- Bastean no contesto a eso, ¡MAS RARO AUN! porque él era el más interesado en casarnos y todo eso.- Bastean sigues ocultándome algo, ¡dímelo ahora mismo!- me estaba enojando, no era tan débil.

-Mía… voy a casarme con Mary Elizabeth.- El corazón dejo de latirme en el instante en que terminó de decir esa frase. ¿Todo lo anterior que había sido? ¿Una mentira? ¿Lo nuestro había sido una mentira? Pero no debía alterarme, había visto esto en muchas películas antes: La chica se enoja, lo deja, el chico intenta detenerla pero ella lo ignora, y resulta ser todo un malentendido. No, no podía arriesgarme a ser una cabezota y no escuchar por lo menos una explicación razonable para su absurdo comportamiento, no después de haber asegurado que me extrañaba hasta morir.

-¿Por qué?- fue todo lo que dije, era sencillo responder eso. Lo escuche suspirar por el auricular.

-Odio cuando eres así de fría.

-¡No respondiste mi maldita pregunta! ¡Respóndeme ahora porque diablos te casaras con esa zorra sabiendo que estoy esperando un bebé tuyo Bastean McDragon!, ¡contéstame o seré yo la que tomé el primer vuelo y valla a Vera, pero para patear ese trasero tuyo!- le grité a todo pulmón, ¿me quería oír enojada?, bien, esperaba que estuviera feliz. Luego lo escuché reír. ¿Cómo demonios se estaba riendo? - ¿Qué es tan gracioso imbécil?

-Tú, estás celosa cariño, lo sé. – siguió riéndose él.

-¡Eres una bastardo McDragon!- Me dolía el pecho, estaba enojada, pero sobre todo triste- Deja ya el juego Bastean, dime porque te casaras con ella, pensé…- Había sido una tonta al pensar que él dejaría todo por mí. ¿No era de esto lo todas las madres advertían a sus hijas? Claro, yo no había tenido quien me lo dijera. Lulú lo hizo pero… yo no escuche. Incluso Cloe lo hizo, ahora parecía un momento muy lejano, me hubiese gustado permanecer fría, indiferente, decidida, pero solo me senté en el suelo frio y desnudo de mi habitación, bueno la que había sido mi habitación, lloré un momento, en el que Bastean no había pronunciado palabra, incluso llegue a pensar que había colgado, pero escuchaba del otro lado de la línea los sollozos ahogado que él emitía.- ¿Por qué, Bastean?- pregunté nuevamente.

-Cumpliré con lo establecido en el contrato, es la única manera de acabar con todo esto. Aunque me esté complicando las cosas estoy seguro de poder convencer a Marie para que desista de ese encaprichamiento suyo de querer casarse conmigo solo porque ese maldito documento lo dice. Ella tiene el poder de romper el compromiso yo no, así que… pretendo aceptar casarme con ella, pero lo retrasaré todo lo posible.- Quería creerle, realmente quería, pero mi alma se negaba. Ya me estaba cansando de todo esto. De recoger constantemente las piezas sueltas de mi corazón.

-No tengo nada que decirte más que… si no te liberas de ella espero que seas feliz…

-No, no, no Mía, por lo que más quieras no digas esas palabras, no estoy dispuesto a renunciar a ti, ¿me escuchas? ¡Nunca!- lo escuche alterarse.

-Nunca digas nunca Bastean McDragon. Eso me llevó a ilusionarse demasiado, y duele ¿sabes? Pero está bien, casarte con ella es más ventajoso, te quedaras con tus tierras y William te dejará en paz, no hay problema. Yo en cambio, estaré bien, esta tarde salgo del pueblo con mi padre y Lulú, nos mudaremos y es probable que comience una nueva vida, en la que me doy cuenta ya estarás. Solo me preocupa el hecho de que tu prometida no acepte que tendrás un hijo con otra. Si quieres puedo desaparecer, nuestro hijo sabrá que su papá es un príncipe, pero que tenía que cumplir como caballero que era, ¡wuao! Serás su héroe.

-Mía me estas rompiendo el corazón.

-¿Y tú crees que el mío está intacto? ¿Crees que no me duele que mi hijo no tenga a su padre con él? Yo no importo ahora, solo él me importa, más que todo, no estoy dispuesta a verlo sufrir, no por culpa de tus malditas leyes de príncipe, ¡Ja! Lo dije, ¡vete al diablo Bastean! ¡Puedes hacerlo tú y tu Marie Zorrabeth!

-Mía, no entiendes nada, voy a hacer lo posible para no casarme con ella, tal vez cuando sepa que tendremos un hijo no se quiera casar conmigo…

-Al contrario, eso le servirá para atarte más a ella, ya dejemos esto Bastean, dejémoslo por la paz, estoy cansada. Olvidemos que esto pasó alguna vez, olvida que nos conocimos, olvídame a mí, tan solo… no te olvides que dentro de mí también hay una parte de ti, que te necesita, no quiero que sufra y menos por tu culpa- dije firmemente. Aquello me destrozaba enormemente, pero no tenia opción, era mejor mostrarme fría que hacerle ver lo mucho que me afectaba nuestra situación.

-No me olvidare de él, ni de ti. Hare lo que tenga que hacer para impedir a toda costa mi matrimonio. No quiero que me odies, sabes que no pedí estar involucrado en esto. Mía, yo te amo, amo a nuestro hijo, y es contigo con quien voy a casarme ¿entiendes? CONTIGO.

-¿Puedes dejarlo ya?- dije en el tono más frio que pude.

-Mía, estoy muriendo por dentro, mi familia entera está en riesgo, ¡Por Dios! Entiéndeme y ponte en mi lugar un segundo. La mujer que amo esta en otro país con nuestro inocente hijo en su vientre mientras que yo me quedo aquí cuidando a mi familia y tratando de zafarme de un matrimonio que no quiero, mi desgraciado tío está tratando de matarme no solo a mí sino también a mi padre. – Él tenía razón en algo, no era fácil su situación, pero era yo la que llevaba a su hijo en mí ¿Y no quería que me viera afectada?

-Tú intestas proteger a los tuyos así como yo intento hacer lo mismo, admitamos que esto no va a funcionar Bastean.- dije resignada.

-Mía, te repito, solucionaré esto para que los tres estemos juntos de nuevo, solo quiero que me prometas que estarás esperándome, porque sino esta batalla es inútil si tú no estás ahí para mí, como la luz al final de un túnel.- Sus palabras hicieron derretir el hielo que se había formado dentro de mí, él tenía ese efecto.

-Supongo que sí, pero no estaré ahí para siempre, solo recuerda eso.

-Te Amo Mía, más que a mi vida, los amo a los dos como nunca pensé amar a nadie en este mundo.- dijo él en tono solemne.

-También yo… también nosotros- corregí.

-Tengo que dejarte ahora pero… te llamaré. Cuando estés instalada hablaremos por un video chat, quiero ver tu rostro, ver con mis propios ojos que estas bien. Te amo Mía, te amo, mil veces lo repetiré, lo gritaré si quieres.- comenzó a reírse, aunque era una risa vacía, estaba triste, lo sabía.

-Adiós mi príncipe encantado.

-Adiós mi bella durmiente.

Con eso se corto la comunicación, y por visto todo conducto hacia mi corazón. Estaba muriendo lentamente, y ese había sido un golpe fatal para mí. Mañana empezaría de nuevo.

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