Personas que leen :D

martes, 24 de mayo de 2011

capitulo 1 :)

Estados Unidos. Washington. Comunidad de Wraes Ville.

Había estado atrapada durante diecisiete años de mi vida en ese lugar. Toda la zona era como una ciudad pequeña, o un pueblo grande tal vez, tenía dos hospitales, un centro comercial realmente gigantesco, un cine, una plaza, piscina pública, cancha de juegos, parque para niños y obviamente el manicomio, yo lo llamaba Merlots High. Había más de 600 casas en esa villa, la más grande de Estados Unidos. De los cuales un promedio de tres o más niños por casa, entre 3 y 19 años asistían al manicomio.

-¿Sabes que es lo más gracioso?- pregunté al viento – estaré atrapada aquí unos cuatro años más o hasta que la bruja de Coco me deje libre.- Si mi madre hubiese estado con vida, hacia mucho que nos habríamos largado, pensé con melancolía. Y ahora sentada junto a su tumba recordaba con amargura la llegada de Constan Lustrat y sus gemelos malvados Phillip y Peter. Esos dos eran peor que la peste, y por desgracia estaba atrapada con ellos.
Mi padre se había casado con ella tres años después del fallecimiento de mi madre. Una vez había escuchado una conversación suya con mi abuelo y este le decía “Lo hago por su bien, ella necesita una madre” ¿Acaso no pudo encontrar algo mejor? Al parecer la respuesta era NO.
Y ahora estaba en extranjero sabrá Dios haciendo que cosa con sus negocios, mientras yo “estudiaba y era una buena chica” Ja! Si él supiera que no era una buena chica o por lo menos no muy buena.

-Se divertiría mucho al saber que me había revelado a esa bruja. Me gustaría quedarme- dije ahora mirando hacia la tumba y acomodando las gardenias que había dejado para ella, eran sus favoritas- pero tengo escuela y si tengo otro retraso el director Wenkuis enloquecerá ahora sí. Te quiero mamá.- me levanté y con paso firme me dirigí a mi algo llamativo Volkswagen azul rey esmaltado que estaba estacionado en la esquina de ese sector del cementerio. Iba por lo menos tres veces por semana, cosa que a mi adorada madrastra la ponía nerviosa, solía gritar “Querida Mía hay que dejar descansar a los muertos, ella está muerta y por más que vayas a verla no regresara, ella no lo sabe, ni siquiera existe ya, deberías concentrarte más en tus deberes que en visitar a un saco de huesos” La verdad es que al principio eso me había destrozado, pero estaba acostumbrada a su frialdad, pero para ser sinceros era mejor no encariñarse mucho con alguien, porque tiendes a perderlo.

Conduje unos quilómetros, solo para detenerme nuevamente, tenía otra visita.
Debajo de un enorme roble lleno de listones se encontraba la tumba de mi hermano mayor Paul. La pérdida de un ser querido era una cosa, pero que fallecieran dos de los seres que más amaba era un suicidio emocional. Mamá había ido a recoger a Paul a la escuela, ese día yo había tenido fiebre muy alta y no fui a la escuela. No llegaron a la siguiente cuadra cuando una grúa fuera de control impacto contra el vehículo, no hubo sobrevivientes. La peor era la pérdida de un niño de 12 años y su madre.

Recordaba cada palabra de ese maldito periódico. Uno que se suponía no debía haber visto y aun así lo hice. “La curiosidad mato al gato” a mí me mato de cierto modo, solo tenía 8 años. Paul era el hermano que todas desearían, protector, bondadoso, divertido y cariñoso. Nunca discutíamos, siempre me ayudaba a buscar las galletas de la alacena o a jugar conmigo al doctor. Había perdido no solo a un hermano, sino a mi mejor amigo.

Todos esos listones en el árbol los había puesto yo, uno por cada cumpleaños y cada navidad, una especie de tradición. Llegue a la cima de la pequeña colina donde estaba la lapida con una foto de él. Era aterrador el parecido, tal vez por eso mi padre se había retraído tanto.

-Hey hermano.- lo saludé y me incline sobre la grama- no me importa llegar tarde hoy, mamá se molestara pero… tenía que venir a desearte feliz cumpleaños.- bese la punta de mis dedos y puse la mano sobre la fotografía y luego el césped. Saque de mi bolso un listo azul rey y lo amarre en una de las ramas cercanas.- Son 21 años hermanos, ¿suficientes para irte de aquí no lo crees? Yo quiero salir de aquí pero… no puedo dejarlos a ti y a mamá aquí. Me volveré loca te lo juro, pero valdrá la pena. Ahora si me voy- me levanté y sacudí mis jeans.- Nos vemos, te adoro hermano.

Salí corriendo a mi auto nuevamente, mire el reloj, ¡maldición! Tenía diez minutos y me tomaría unos quince llegar al estacionamiento, otros cinco llegar al salón. Me matarían. Conduje lo más rápido que se podía dentro de una zona de 60Km/h, es decir, 100Km/h para mí.
Al pasar la farmacia de la señora Cooper me topé con lo era… ¿limosina? Y a parte una tortuga.

-¡Rayos viejo! ¿Puedes ir más rápido?- grité sacando mi cabeza por la ventana. El cabello que había peinado tan pacientemente esa mañana estaba hecho un estropajo viejo. Ese anciano me las pagaría. Sin importarme que me viera ni el oficial Stone, ni el oficial Conrad (a los cuales ya conocía bien) pise el acelerador a todo lo que daba y pase por mucho al anciano que conducía la excéntrica limo y para dar un toque personal saque mi manos por la ventada y dándoles un saludo con mi dedito los perdí de vista en un santiamén.

Para mi consternación no había lugares disponibles en el estacionamiento de la escuela, ¡Muy bien Mía! Eso te pasa por despertar tan tarde, me reprendí mentalmente. Para conseguir un buen puesto tenía que estar muy temprano, pero gracias a una película de terror no pude pegar un ojo en toda la noche. Cuando por fin logre estacionarme note el gentío que había en la entrada, claro tenía la cabeza en otro lado. Baje casi a la carrera, tome mis cosas y gracias a que estaba en un lugar bastante retirado me toco correr más rápido. Al pisar por fin el pasillo del corredor vi a algunos de mis compañeros aglomerados en el tumulto de gente, ¡bien!, de nuevo la curiosidad mataría a esta gata. Me acerque un poco y los cuchicheos se hacían cada vez más fuertes.

-¿Es en serio un príncipe?- decía una rubia oxigenada a otra- No puedo creer que haya escogido este cuchitril.

-Pues así parece Brittney- WHAT? Así que entonces estaba en lo cierto, era una oxigenada. Brittney Nelson era una de las Barbies sin cerebro que abundaban en la secundaria. Se creía la más popular (como otras rubias en la escuela) solo porque su “Papi” tenia acciones en casi todos los lugares importantes en Wraes Ville, no era la gran cosa, pero HOLA!! Estamos hablando de una princesa sin corona ni cerebro.

-¡Diablos! Jess creo que el aire apesta a fenómeno ¿no lo crees?- dijo Brittney mirándome con desdén. Ok, les explicaré todo este rollo. Una vez fuimos las mejores amigas, pero cuando mi madre murió dijo algo como: “No puedo ser amiga de una niña sin mamá”. La odie por eso, y luego a los 12 de decoloro el cabello y yo a los 15 teñí el mío, JA!. En Fin, fue lo mejor que alguna vez me había ocurrido, lo juro.

-No Britt, eres tú lo que apesta- una sonrisa se dibujo en el mi rostro, mientras que una horrible mueca desfiguraba la boca de Jessica y Brittney.

-Eres tan predecible Cloe- dijo Jess.

- ¿Por qué siguen aquí paradas imitadoras de Barbies baratas?- Esa era mi amiga. Cloe y yo crecimos juntan, la verdad es que detestaba ese sitio tanto como yo.- Te juro Mía que cuando sea una cantante famosa creare una campaña contra las rubias.

-Todas las rubias no tienen la culpa, solo ellas dos- dije en defensa de las rubias Con Cerebro.

-Lo sé, pero hare algo al respecto.

-Claro, pero no te olvides que yo seré tu representante- dije bromeando- en fin, ¿Por qué tanto alboroto?

-Algo sobre un príncipe europeo que viene a estudia en esta escuela, ¿Qué loco no? No sabe en los que se está metiendo.

Cloe me habló sobre la suspensión de la primera hora de clases solo porque “debíamos” recibir a nuestro nuevo alumno. Esperamos pacientemente una hora a que el dichoso “príncipe” se apareciera.

Luego empezaron los gritos y los vítores, podría apostar mi salario a que ninguno de ellos sabia donde quedaba el país de ese dichoso príncipe, uff!! Seria millonaria.

Miré entusiasmada a Cloe, no por ver al príncipe, sino por colaborar con el desorden. Subimos a las bancas y miramos sobre el mar de estudiantes que estaban concentrados en la entrada, unos corriendo, otros brincando para ver y otros simplemente curiosos.
En la calle estaba una limosina estacionada en toda la entrada, un hombre con uniforme y bastante mayor salió del puesto del conductor. Mis ojos se agrandaron un poco cuando reconocí que era el mismo señor al que había insultado. Oh,Oh…

-Mía, Mía- me sacudió Cloe.

-¿Ah?

-Amiga te has puesto blanca ¿te pasa algo?- ella me conocía demasiado bien diría yo.

-No me lo vas a creer, pero insulté a un príncipe.

POV Bastean

No dejaba de pensar en el idiota que nos había pasado en el camino, ¿Acaso esta gente no respetaba un limosina cuando la veía? Solo gente importante va en ellas. Después de insultar a mi chofer tuvo el descaro de sacar su mano y… me había enojado muchísimo, pero cuando vi la pequeña y delicada mano que había hecho esa señal tan grosera, todo el enojo se convirtió en diversión, ¡Que mujer tan descarada! Bernard me había advertido del carácter de algunas mujeres, “No son como las dama de Vera, señor. Algunas pueden ser testarudas y temperamentales” me había reído bastante, cosa que de verdad ayudo pues desde que había llegado a la ciudad de Washington estaba de un humor de perros, pero al entrar en aquella comunidad me había sentido… bien. Me sentía libre, libre de las obligaciones que traía un titulo. Aquí podía ser un adolecente normal, dentro de lo que cabe, pensé para mí mientras se detenía la limosina delante de una farmacia, tenia sed y paramos, pero al parecer estábamos mal estacionados, según la señorita de la tienda indico a Bernard, y al subir de nuevo al auto apareció la arpía de uñas purpura.

En cualquier caso estaba intrigado, ¿Quién sería esa chica y porque el apuro?

Cuando Bernard estacionó, estaba un poco nervioso. ¿Me recibirían bien? ¿Me odiarían? ¡¡No!! Yo era un tipo amable, a veces. Era buen estudiante, o lo había sido en mis años de internado, aunque no había pisado una escuela desde los 14 años. La academia Felipe III era una buena escuela, internado más bien. Había hecho buenos amigo, los deportes no estaban mal, pero lo mío era la música.
Siempre quise tener una guitarra o tal vez una batería, pero mi madre sufría de jaquecas así que nunca pude tener una. Era bueno, la verdad, pero como dicen “la practica hace al maestro” y realmente anhelaba componer mis propias canciones, sobre cualquier cosa, quizás escriba sobre esa chica, pensé. Eso me trajo a la realidad.

Un grupo de jóvenes de distintas edades se agolpaban en la entrada ¿era por mí? Reconocí al director porque era rechoncho y algo canoso, me recordaba a mi tío William. Reuní el valor necesario y salí, el suspiro colectivo que escuche fue algo que me puso más nervioso, ¿eso era por mí también?

-Oh bienvenido muchacho, bienvenido- el hombre se acercó y apretó mi mano efusivamente- Soy el director Chars Wenkuis, es un gran honor tenerlo como alumno príncipe McDragon.

-El honor es mío director- la verdad no quería ser grosero, además había cámaras, y si algo aprendí a la perfección era saber comportarme ante una cámara, tenía una “imagen” que cuidar y un país al que representar.

-Espero que su viaje halla resultado agradable- la verdad es que no, se me había acalambrado mi real trasero, muchas nauseas, interminables horas sin dormir y horas sin comer…

-La verdad fue muy tranquilo director –mentí. Quería discutir mi estancia en esa casa para estudiantes director Wenkuis.

-Vamos a hablar en mi oficina príncipe –el muy tarado hizo una reverencia y luego camino delante de mí, tenía ganas de reírme en su cara por lo inadecuado de su aptitud, pero estaba en un lugar en el que esas cosas no se utilizaban, bien estaba mejor sin esas estúpidas etiquetas. El rechoncho hombre se detuvo en una banca donde habían dos chicas paradas, la verdad esa escuela estaba repleta de alumnos y él se detenía frente a dos de ellos.- Señorita Morgan ustedes como monitora de pasillos debe saber que es una violación a la propiedad escolar lo que está haciendo, no me sorprendería de la señorita Taylor – después de centrar su atención en la chica de cabello castaño y grandes ojos azules paso a reprender a la pequeña pelirroja que estaba junto a ella, su cabello era más de un marrón rojizo o algo así, su piel era de un delicado color durazno y sus ojos… eran únicos. Marrones leonados, pensé, con algunos rayos negros y algo alargados, nunca vi ojos tan impresionantes. Ambas chicas se bajaron, la de cabellos castaños parecía arrepentida, pero la otra estaba sonriendo. Me pareció graciosa su sonrisa de suficiencia, como si estuviera acostumbrada a ser reprendida, “no me sorprendería” había dicho el director, estaba en lo cierto.

-Señor Wenkuis lo siento tanto- se disculpó la Señorita Morgan como la llamo el director- de verdad solo queríamos saber porque tanto alboroto- me miro un momento y luego bajo su mirada, ¡rayos sus ojos eran muy penetrantes!, era bonita sí, pero era un poco sumisa.- ¿No es así Mía?- ella le dio un codazo a su amiga, ¿con que Mía he? Le quedaba el nombre.

-Claro, solo curiosidad –dijo en tono burlón. Estaba sonrosada ¿Por qué?

-Bien, tengo cosas que hablar con el príncipe…

-Señor por favor llámeme Bastean, nada de títulos si no es mucha molestia- dije tratando de sonar algo humilde, otro suspiro colectivo resonó a mis espaldas, podía acostumbrarme. Escuche una tos ronca pero era más bien una risita. ¿La pequeña pelirroja se estaba burlando de mí?- ¿Dije algo gracioso? –la desafié. Ella dejo de reírse y me miró, rayos uno jamás se aburriría de ver semejantes ojos, noté que su sonrojo se hacía más profundo, seria vergüenza o… la voz del director me sacó de mis cavilaciones.

-¿Señorita Taylor cómo es posible que le falte el respeto así a nuestro nuevo alumno?- el hombre estaba tan enojado que casi quise retractarme, y el termino era Casi. Ella me miro con ojos asesinos, ¡prefería como me miraba antes! Ahora estaba en problemas.


-¿Yo?- pregunté. Ok, sí, todo eso de “quiero ser un chico normal” no me lo trague ni por un segundo, me dio risa ¿y qué? Era un país libre así que podía reír si quería. Y ese príncipe de pacotilla me había desafiado, ÉL SE BURLO DE TI, grito mi mente hasta casi dejarme sorda, pero en algún momento de debilidad no hice más que ver sus ojos, eran verdes como el pasto después de una lluvia en verano. Lo que para mí había sido un príncipe en cuanto bajo de su llamativa limo, ahora se había convertido en un sapo delante de mis ojos. La oxigenada de Brittney estaba que se orinaba de la risa, esa perra me las pagaría.

POV Mia

-¿Con quién cree que hablo? Por favor pídale disculpas al… a Bastean- ¿Qué? ¿Se había vuelto loco por fin el director?

-Pero… por…

-No es necesario director, de verdad- ¿acaso el principito estaba dándoselas de héroe?

-No, no joven. Esta señorita tiene que aprender a obedecer y ser respetuosa- rodee los ojos- ve, ve lo que le digo. Está usted castigada señorita Taylor…- el barrigón se rasco su bigote falso- Pero si tengo una idea grandiosa- OH OH, grito mi mente de nuevo.- Querido Bastean – Puag!!- aquí la señorita Mía Taylor es dueña de la casa de estudiantes número 2 que pertenece a este círculo escolar, y como usted quería hablar sobre el asunto…

-A sí, sí, pero converse con mi mayordomo y estamos buscando un departamento más privado…

-Oh…- exclamó el director- Su tutor legal en EE.UU habló conmigo y explícitamente me dijo que su estancia debía ser en una residencia en el distrito escolar, y la única disponible es la que pertenece a la familia de la señorita Taylor.- vi como la cara de niño bonito se le descomponía poco a poco.-si tiene algo que discutir puede hablar con su tutor, pero mientras tanto aclarado este asunto la señorita Morgan le mostrara gentilmente las instalaciones- el director sudaba como un cochino, ¡alguien estaba nervioso!

-Eso haré- dijo el príncipe Bastean firmemente y con un tono bastante duro en su voz.- gracias director- éste hizo otra vez su estúpida reverencia y luego se fue.

-¿Quiere hacer el recorrido o prefiere solucionar el problema primero?- le preguntó Cloe a el joven que estaba a punto de desgarrarse los dedos escribiendo mensajes de texto. El principito-sapo al notar lo evidentemente grosero que había sido se disculpo y fue directo a conversar con su chofer. Todo el mundo había presenciado la caótica conversación. Sería un día realmente largo.

2 comentarios:

  1. Hola! Me gusto mucho y sigue escribiendo.

    :D

    Oye, y pásate por mi blog si puedes:
    http://playwithoutrules.blogspot.com/

    Te espero!

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  2. me re gusta tu nove :) es genial <3 escribe pronto :)

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